Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 66

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 66. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación y significado del Salmo 66

El Salmo 66 es un salmo jubiloso y festivo que llama a toda la tierra a alabar a Dios por Sus poderosos actos y por la forma en que ha obrado en favor de Su pueblo. Es un salmo de acción de gracias, testimonio y adoración exultante. La tradición atribuye este salmo al rey David, aunque no se especifica su contexto concreto.

Una llamada a gritar con alegría

El salmo se abre con una sonora llamada a la alabanza: «Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.». Esta exuberante llamada a la adoración se extiende más allá de las fronteras de Israel; abarca a todas las naciones y pueblos. Es una invitación para que todos, independientemente de su origen, se unan para ofrecer alabanzas al Dios de toda la creación.

Los poderosos actos de Dios

El salmista subraya la grandeza de las obras de Dios y Su asombroso poder: «Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.'». Este versículo reflexiona sobre las obras de poder de Dios, demostrando Su poder no sólo sobre la creación, sino también sobre las fuerzas que se oponen a Sus propósitos.

La liberación y la guía de Dios

El salmista pasa entonces a un testimonio de la liberación de Dios, centrándose concretamente en el Éxodo, cuando El Señor condujo a los israelitas fuera de Egipto y a través del Mar Rojo: «Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos». Este acontecimiento histórico simboliza la intervención milagrosa de Dios en favor de Su pueblo y sirve como recordatorio de Su fidelidad y liberación.

Una celebración de la soberanía de Dios

La reflexión del salmista sobre la soberanía de Dios prosigue al recordar los desafíos a los que se enfrentaba el pueblo de Dios y cómo Dios lo refinó a través de las pruebas: «Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata». Esta metáfora de refinar la plata sugiere que Dios utiliza las dificultades y las pruebas para purificar y fortalecer a Su pueblo.

Un voto de adoración y acción de gracias

El salmista hace voto de ofrecer sacrificios y cumplir las promesas hechas a Dios por Su liberación: «Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos, Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado». Esto demuestra el compromiso del salmista de honrar a Dios con acción de gracias y adoración en respuesta a las oraciones contestadas y a la intervención divina.

Las maravillas de la creación de Dios

La reflexión del salmista se desplaza hacia las maravillas de la creación de Dios, haciendo hincapié en Su soberanía sobre el mundo natural: «Él señorea con su poder para siempre; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán enaltecidos». Aquí, el poder de Dios se describe como eterno, y Su mirada vigilante se extiende a todas las naciones. El salmista pide humildad para reconocer la autoridad del Señor sobre toda la tierra.

Un testimonio de la fidelidad de Dios

El salmista subraya la fidelidad de Dios al responder a las oraciones y preservar a Su pueblo: «Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oír la voz de su alabanza». Este versículo resume el tema central del salmo, la gratitud y los testimonios del amor inquebrantable del Señor y su corazón misericordioso para con Su pueblo.

Devocional:

Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia. (Salmos 66:20)

En el Salmo 66:20, el salmista proclama: «Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia«. Estas palabras encierran la esencia de un corazón agradecido, que desborda alabanzas por la fidelidad inquebrantable de nuestro Creador.

Cada uno de nosotros lleva consigo su propia historia de oraciones pronunciadas en las cámaras secretas de su corazón. Hemos suplicado que nos guíe en tiempos de confusión, hemos buscado consuelo en momentos de tristeza y hemos clamado por la liberación de esas tormentas que golpean nuestras vidas. Y a través de todo ello, Dios no ha rechazado nuestras oraciones.

¡Qué verdad tan profunda sobre la que meditar! El Creador del universo, el que formó las estrellas y fijó los límites de los mares, inclina Su oído para escuchar nuestras peticiones y nuestro clamor. No se ha cansado de oír nuestras súplicas, ni ha flaqueado Su misericordia. Su amor permanece firme, Su compasión interminable.

Al reflexionar sobre este versículo, dejemos que nos recuerde la fiel presencia de Dios en nuestras vidas. En los momentos en que nos sentimos abandonados o no escuchados, Dios estaba trabajando, elaborando respuestas a nuestras oraciones. Puede que no siempre responda como esperamos o en nuestro plazo, pero Su fidelidad permanece inquebrantable.

Que este versículo sea una fuente de aliento. Cuando ores, recuerda que estás entablando una conversación divina con un Dios que escucha y responde. Cuando te asalten las dudas, recuerda las innumerables veces que la fidelidad del Señor se ha revelado en tu vida. Y con gratitud, deja que tu corazón se haga eco de las palabras del salmista: «¡Bendito sea Dios!».

¡Buenos días, victoriosos en El Señor!

Oración:

Gracias Señor, porque aún en los momentos más apremiantes de mi vida, no has cerrado Tus oídos a escuchar mis súplicas, mi clamor y las peticiones de mi oración. Dame la humildad Padre, y la paciencia, para aceptar Tus tiempos y la volunta de Tu respuesta, sabiendo que ellas me llevarán siempre al camino de mayor bien para mi vida. En Nombre de Jesús, Amén