(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 109. Esperamos sea de bendición para ti)
Salmo 110 – Exaltación y reinado del Mesías
El Salmo 110 es un salmo mesiánico atribuido al rey David. Es una representación profética y poética de la exaltación y el reinado del Mesías. El salmo comienza con una declaración de autoridad divina y establece la posición exaltada del Rey mesiánico. Es un salmo que tiene gran importancia tanto en la tradición judía como en la cristiana.
El versículo inicial establece el tono: «Yahveh dice a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies'». (Salmo 110:1) Aquí, David se inspira en el Espíritu Santo para reconocer la autoridad divina del Mesías, que es a la vez su descendiente y su Señor. La imagen de sentado a la derecha de Dios significa la posición de honor y autoridad, indicando la soberanía y el reinado del Mesías sobre todo.
El versículo 2 subraya aún más el dominio del Mesías: «Yahveh extenderá tu poderoso cetro desde Sión, diciendo: ‘Domina en medio de tus enemigos'». Este versículo describe el dominio universal del Mesías, que se extiende desde Sión, la ciudad de la morada de Dios. El reinado del Mesías no se limita a una tierra concreta, sino que abarca a todas las naciones y pueblos, incluso en medio de la oposición.
Los versículos 3 y 4 describen al ejército victorioso del Mesías: «Tus tropas estarán dispuestas el día de la batalla. Ataviados con esplendor sagrado, tus jóvenes vendrán a ti como el rocío del vientre de la mañana». Los seguidores del Mesías son descritos como participantes leales y dispuestos en la batalla divina. Están adornados con esplendor santo, que simboliza su rectitud y pureza. La imagen del rocío del vientre de la mañana sugiere su vitalidad, frescura y abundancia.
En el versículo 5, la atención se centra en el papel del Mesías como juez: «El Señor está a su derecha; aplastará a los reyes el día de su ira». Aquí, el salmista declara que el Mesías, con el apoyo del Señor, ejecutará el juicio sobre los gobernantes y dirigentes que se opongan al reino de Dios. El día de la ira significa el momento en que se hará justicia y los malvados tendrán que rendir cuentas.
El versículo 6 destaca el doble papel del Mesías como rey y como sacerdote: «Juzgará a las naciones, amontonará a los muertos y aplastará a los gobernantes de toda la tierra». Este versículo se hace eco de la promesa hecha a David en 2 Samuel 7:16, donde Dios declara que uno de los descendientes de David establecerá un reino eterno. La autoridad del Mesías se extiende más allá de Israel, a las naciones, y ejecuta el juicio con poder divino.
El versículo final, el 7, subraya el compromiso inquebrantable del Mesías con su misión: «Beberá de un arroyo del camino, y así alzará la cabeza». Esta imagen significa la perseverancia y determinación del Mesías en su camino hacia el cumplimiento de su propósito. A pesar de los retos y obstáculos a los que se enfrenta, permanece resuelto y firme, sabiendo que le aguarda la victoria final.
El Salmo 110 es un poderoso testamento de la autoridad divina, el reinado y la victoria del Rey Mesiánico. Es un salmo repleto de imágenes y promesas proféticas que encuentran su cumplimiento en Jesucristo, a quien se considera el cumplimiento definitivo de la esperanza mesiánica. Mediante este salmo, se anima a los creyentes a depositar su confianza en el Mesías exaltado, que gobierna con justicia y rectitud, y cuya victoria está asegurada.
Devocional:
Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. (Salmos 110:1)
En el Salmo 110, vislumbramos la autoridad divina y la exaltación del Rey mesiánico. El salmista, inspirado por el Espíritu Santo, declara: «Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies ‘». Estas palabras nos recuerdan la soberanía y el reinado de nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha del Padre.
La imagen de estar sentado a la derecha de Dios significa una posición de honor, poder y autoridad. Es un recordatorio de que Jesús, como Mesías, ha sido exaltado al más alto lugar de prominencia. Ha triunfado sobre el pecado, la muerte y todas las fuerzas de las tinieblas. Como creyentes, tenemos el privilegio de estar unidos a Él y compartir Su victoria.
Este versículo nos llama a abrazar la autoridad de nuestro Rey Mesiánico. Nos recuerda que Jesús no es sólo una figura histórica o una deidad lejana. Es el Señor vivo y reinante que desea participar íntimamente en todos los aspectos de nuestras vidas. Nos invita a rendir nuestra voluntad y someternos a Su autoridad, reconociendo que sólo Él tiene poder para vencer a nuestros enemigos.
Nuestros enemigos pueden adoptar distintas formas: la tentación, la duda, el miedo o las presiones de este mundo. Pero podemos encontrar consuelo y fuerza sabiendo que nuestro Señor ya los ha vencido a todos y está siempre de nuestro lado para que alcancemos la victoria definitiva, haciendo de cada enemigo un escabel para nuestros pies.
Mientras atravesamos por los retos y las batallas de la vida, recordemos que no luchamos solos. Nuestro Rey lucha en nuestro favor, y nos da poder con Su Espíritu. En Cristo, somos más que vencedores. Podemos afrontar cada día con confianza, sabiendo que la autoridad de nuestro Padre va delante de nosotros.
Oración: