(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 71. Esperamos sea de bendición para ti)
Explicación y significado del Salmo 71
El significado del Salmo 71 se centra en la súplica de un anciano, que ha confiado en Dios durante muchos años. Desconocemos quién lo escribió. Pero combinó elementos que encontramos en varios otros salmos para comunicar tales pensamientos de calmor urgente al Señor. (cf. Salmo 22; Salmo 31; 35 y 40).
Una oración pidiendo auxilio a Dios – (Salmo 71:1-13)
El escritor comenzó reafirmando su confianza en Dios, en quien ya había confiado en el pasado (cf. Salmos 31:1-3). Quería ser librado de los ataques de sus enemigos, siendo la respuesta del Señor una base para evitar que su fe se debilitara. Por eso hablaba del Señor como refugio, roca y fortaleza verdadera para la vida. No sabemos si sufría ataques verbales, físicos o ambos.
Un repaso a la fe del salmista
El escritor había confiado en el Señor desde su juventud, pues Dios le había sostenido desde el día de su nacimiento. Le había alabado durante toda su vida. El salmista quería transmitir en su escritura que su aflicción en tiempos de persecución solo sería un presagio del libramiento que estaba por venir. Evidentemente, cualquier observador podría sentir que Dios abandonaba a los justos porque parecía abandonar a este santo anciano. Sin embargo, el salmista quería reforzar y transmitir a los observadores, la fuerza de la fe, manteniendo una alabanza continuada al Señor aún en la dificultad.
Un nuevo compromiso de confianza continua – (Salmo 71:14-24)
Independientemente del destino que le acompañara, el salmista reafirmó en versículos posteriores que decidió seguir confiando en Dios y alabándole. Su Padre Celestial le había demostrado su justicia, su salvación y sus poderosos actos durante mucho tiempo y de muchas maneras. Por eso, el salmista decidió dar testimonio de ellos, aunque no pudiera registrar en su totalidad tales actos que eran pruebas de la fidedlidad de Dios. Y aún reafirmando la cantidad de actos entrañables del Señor, que no podía registrar, mantuvo su posición al asegurar que si Dios le abandonara, no podría relatar plenamente estos testimonios a la generación actual de su pueblo.
Promesa de alabanza
Anticipándose a la ayuda de Dios, el escritor prometió alabarle tanto con instrumentos de cuerda como vocalmente. El título «Santo de Israel» (Salmo 71:22) es común en Isaías, pero poco frecuente en los Salmos, pues sólo aparece tres veces (cf. Salmo 78:41; Salmo 89:18).
En conclusión, el salmista habló de la humillación de sus acusadores como algo ya presente.. Probablemente se trate de otro ejemplo de expresar confianza en que algo sucedería describiéndolo como si ya hubiera ocurrido, una metáfora de anticipación a un futuro de dificultad, pruebas y batallas contra los ímpios, en las que el Señor no se quedaría de brazos cruzados, sino que actuaría con la fidelidad probada y demostrada en libramientos anteriores relatados por el escritor sagrado.
Cuando las personas buscan refugio en El Señor, durante toda su vida y mantienen presentes las formas visto cómo Su Padre, amoros y bondadoso les ha librado de muchas pruebas, les resulta más fácil confiar en Él en el presente. Del mismo modo que la incredulidad continua dificulta la fe, la confianza continua dificulta la incredulidad.
Devocional:
Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad. (Salmos 71:18)
La vida humana consta de tres fases: la infancia, la edad adulta y la vejez. En cada una de ellas pasamos por experiencias diferentes, pero la última siempre se corresponde con cómo hemos vivido en las dos primeras fases. Nuestro estilo de vida de hoy es lo que definirá nuestra vejez de mañana. El anciano salmista alcanzó la cima de la vida con esperanza, utilizando su experiencia y sabiduría para instruir a los más jóvenes. Su oración es el resultado de una vida que, desde su juventud (v. 5), ha confiado en Dios.
Es cierto que las contrariedades de la vejez le afligían, hasta el punto de clamar: «No me deseches en el tiempo de la vejez» (v.9). Los temores personales y los enemigos declarados le angustiaban, pero su confianza permanecía en Dios, su «roca y fortaleza» (v.3). Quizá ya estés experimentando esta fase de la vida. Algunos con más tranquilidad, otros con muchas dificultades. Tal vez las otras fases te hayan causado heridas difíciles de curar o consecuencias difíciles de soportar hoy. Pero una cosa es cierta, y el salmista la ha elegido: tu experiencia puede ser una enseñanza «para esta generación» y un legado «para las venideras» (v. 18).
Aunque en la vejez te falten «fuerzas» (v. 9), o te acosen los enemigos, como al salmista, que tu corazón esté firme en Dios: «En cuanto a mí, siempre esperaré y te alabaré más y más» (v. 14). E incluso ante la muerte, descansarás en la seguridad de que «ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rom.8:38-39). Porque Él vive, nosotros también viviremos (Jn 14:19). ¡Velemos y oremos!
¡Buenos días, testigos del cuidado de Dios!
Oración:
Señor, gracias por Tu fidelidad renovada a lo largo de mi vida, y permanente en todos mis caminos. Has sido mi fuente constante de protección y provisión. Te doy gracias por Tu amor y cuidado inalterables y en todo tiempo. En los momentos de duda y temor, ayúdame a recordar todas las grandiosas formas en las que me libraste del mal, sabiendo que Tú eres el mismo ayer, hoy y siempre. En El Nombre de Jesús, Amén.