De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les sobra, pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. Marcos 12:43-44
El cumplimiento religioso entre estos escribas y fariseos había llegado a un estado tan absurdo que algunos de los fariseos, antes de hacer su contribución al gran cofre de recaudación que Jesús estaba observando aquí, de hecho mandaron llamar a uno que tocase la trompeta y fuese delante de él para llamar la atención de todo el mundo. Entonces acudía un fariseo y depositaba con orgullo una bolsa de oro en el cofre de la tesorería, deseando que todo el mundo viese su gran donativo.
Nosotros tenemos claro el hecho de que Dios quiere alguna clase de actividad por nuestra parte. Creemos que la manera de servir a Dios es hacer cosas espectaculares o notables, ganar a un montón de personas a Cristo o dedicar nuestro tiempo y nuestro trabajo de maneras evidentes. Sin embargo, las Escrituras nos dicen una y otra vez que las obras son tan sólo el canal. Dios quiere nuestro cumplimiento, pero sólo si la actitud de nuestro corazón es la correcta. Si usted no puede hacer nada exteriormente, puede que su actitud siga siendo la correcta, su actitud hacia su prójimo, hacia sus amigos y sus hijos, su esposo o su esposa, su jefe y las personas que le irritan a usted. Si usted tiene una actitud de amor, está usted llegando lejos en el reino de Dios, haciendo mucho más que todo lo que realizan de manera exterior los grandes santos de nuestro día y tiempo.
¡Eso es verdaderamente asombroso! Dios dice: “Usted puede servirme en la quietud de su hogar teniendo un espíritu manso y dulce que resulta evidente en medio de las presiones y de los problemas. Usted ha hecho más por avanzar el reino de Dios que aquellos que salen y proclaman la palabra por medio de sistemas de discurso público por todas partes”. Así es como ve Dios la vida.
Recordemos que Dios está mirando nuestro corazón. Esto es algo que debe animarnos a nosotros, haciendo que nos acordemos en esos momentos privados cuando cambia nuestra actitud. Nadie estaba observando; nadie vio lo que estábamos pensando, pero en lugar de ser cortos, cáusticos y sarcásticos, fuimos dulces, pacientes y dóciles. Jesús dice que el reino de Dios progresa gracias a esta actitud.
Señor, Tú me has llamado a esta forma de vida y Tú debes darme el poder para que sea un instrumento del amor expresando Tu calidad de vida hoy.