El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel (Proverbios 12:10).
June Williams tenía solo cuatro años cuando su padre compró un terreno para hacer un zoológico sin rejas ni cuevas. Siempre recuerda lo creativo que era su papá al tratar de ayudar a los animales salvajes a sentirse libres aun en confinamiento. En la actualidad, el Zoológico Chester es una de las atracciones más populares de Inglaterra. Alberga 11.000 animales en un terreno de unas 45 hectáreas, y refleja el interés de su padre por el bienestar y la conservación de los animales.
Salomón tenía un interés similar por todas las criaturas, grandes y pequeñas. Además de estudiar la vida animal de Medio Oriente, importaba de tierras lejanas animales exóticos, como monos y pavos reales (1 Reyes 10:22). Pero uno de sus proverbios muestra que su conocimiento de la naturaleza va más allá de la curiosidad intelectual. Al expresar las implicaciones espirituales de cómo tratamos a los animales, evoca parte del corazón de nuestro Creador: «El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel» (Proverbios 12:10).
Con la sabiduría de Dios, Salomón entendía que nuestra relación con el Creador no solo afecta el trato con las personas, sino también la atención que brindamos a las criaturas que están a nuestro cuidado.
Cuidar de la creación que El Señor nos ha legado, es también amarlo a Él y honrarlo, cómo Él mismo espera que lo hagamos.
Señor, recuérdame en todo momento que cuidar Tu creación es también amar a todo lo que de Tú mano ha sido puesto para nuestro disfrute y relación. Que tenga el deseo guardador de Tu naturaleza que es también la de Tus hijos, y la de todas las criaturas que has creado para vivir en armonía con el hombre. En El Nombre de Jesús, Amén.