Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová. Salmo 103:22
Alguna vez se ha preguntado: Si Dios tiene control de todo, ¿por qué quiere que oremos? Es porque el Señor quiere involucrarnos en la obra que está haciendo en el mundo, y la oración nos lleva a cooperar con lo que Él planea lograr.
En Juan 17:1, Cristo le pidió a su Padre que protegiera a los discípulos por el poder de su nombre. ¿Pensaba Él que podrían perder su salvación o alejarse de manera permanente de su compromiso? Definitivamente no. Cristo era Dios en carne humana. Sabía con toda precisión lo que iba a suceder: que esos hombres cumplirían su misión y difundirían el evangelio. Cristo estaba teniendo parte en el plan de Dios para sus seguidores al interceder por ellos (Ro 8:34).
Dios ciertamente puede construir su reino sin nosotros. Pero cuando el Dios de amor y sus amados comparten un interés, la relación desarrolla profundidad e intimidad. Orar y trabajar al lado de nuestro Señor aumenta nuestra fe y fortalece nuestra confianza en su poder.
Hablar con el Dios todopoderoso es un honor. Él nos ama y nos invita a relacionarnos con Él. La oración es la manera de alimentar esa conexión. Nuestro Padre nos llama a comunicarnos con Él para poder acercarnos a su corazón e involucrarnos en su obra.
Señor, que mi oración clamando a Ti, por Tu presencia, por Tu guía y por Tu cuidado, sea lo primero en mi vida y en mi día a día, y que en todo momento pida a Ti sabiduría para conducirme por el bien, y humildad y disciplina para obedecerte y servirte con fidelidad en todo lo que haga. Gracias Padre. En El Nombre de Jesús, Amén.