La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. Salmos 19:7-8
El mundo en que vivimos es ruidoso, incluso ensordecedor. Pero la paz de la Palabra de Dios reduce el ruido, ofreciendo verdad tranquila y belleza en lugar de clamor. El Salmo 19.7, 8 es un recordatorio de que la Biblia nos ofrece sabiduría y claridad al:
Restaurar el alma. La Palabra de Dios tiene todo lo que nuestras almas heridas y cansadas necesitan. Cuando las luchas de la vida nos desgastan, ella nos restaura al darnos consuelo, esperanza y renovación.
Hacer sabio lo sencillo. La iluminación y la guía contenidas en las Sagradas Escrituras superan el conocimiento terrenal. La sabiduría de Dios no es exclusiva de los educados o de la élite, sino que se ofrece a cualquiera que esté dispuesto a recibirla.
Alegrar el corazón. Los preceptos del Señor son rectos y nos recuerdan nuestra identidad y propósito en Cristo. Esto trae alegría duradera en un mundo lleno de placeres temporales.
Alumbrar los ojos. El mandamiento del Señor es puro y nos enseña verdades espirituales. Cuando buscamos la guía de Dios en su Palabra, obtenemos claridad y perspectiva que nos ayudan a conducirnos a través de la confusión y la oscuridad.
La Palabra de Dios es un regalo precioso; es una fuente de fortaleza y una luz para nuestro camino.
Señor, que no olvide que en Tu Palabra tendré siempre el refugio que necesito para recordar Tus promesas de bienestar y de paz, que son suficientes para sostenerme y esperar , en medio de la dificultad, Tu acción victoriosa en mi vida, que es capaz de librarme sin importar lo difícil que sea mi prueba. En El Nombre de Jesús, Amén.