Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a Augusto, he determinado enviarle a él. Hechos 25:25
En cuanto a la paciencia, cómo virtud que puede llevarnos a grandes cosas, asistidos del Señor, podemos aprender mucho sobre el tema del relato del juicio a Pablo. En vez de dejar que sus acusadores lo enojaran, el apóstol sufrió con paciencia el proceso legal. Se abstuvo de atacar la oposición o denunciar la injusticia de las acusaciones. Al final, la actitud serena de Pablo se ganó el favor del gobernador y consiguió tener un auditorio para el evangelio (Hch 25.24, 25).
Necesitamos la ayuda del Señor para crecer en paciencia como Pablo. Esto involucrará:
NUESTROS PENSAMIENTOS. Debemos tratar de apartar nuestra atención de los problemas, y ponerla en nuestro Padre celestial. Su Espíritu nos ayudará a tener la perspectiva correcta.
NUESTRAS EMOCIONES. Cuando notemos sentimientos negativos, es bueno hacer una pausa y pedir al Espíritu Santo que guíe nuestras reacciones.
NUESTRAS PALABRAS. Ore por el control de su lengua. Una palabra oportuna puede calmar una situación (Pr 15.18).
El Señor responderá a nuestras oraciones y nos dará lo que necesitemos, tal como lo hizo con Pablo cuando el apóstol enfrentó a Festo y al rey Agripa. A pesar de la injusticia de esas situaciones, Pablo no se dejó provocar. Imagine lo que Dios hará a través de usted a medida que crezca en la virtud de la paciencia.
Señor, que no olvide que en Tu Palabra tendré siempre el refugio que necesito para recordar Tus promesas de bienestar y de paz, que son suficientes para sostenerme y esperar , en medio de la dificultad, Tu acción victoriosa en mi vida, que es capaz de librarme sin importar lo difícil que sea mi prueba. En El Nombre de Jesús, Amén.