Palabra:
«Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16)
Siempre me gustaron los aviones y más aún tomar un vuelo de noche. Cada vez me impresiona observar, como a grandes alturas, una pequeña luz de un edificio o los focos de un carro son visibles, recordándome que en medio de la oscuridad hasta el más pequeño resplandor hace la gran diferencia.
Las escrituras de hoy, refuerzan lo importante de esa verdad. En los momentos en que sentimos que tenemos muy poco que ofrecer, cuando nuestra luz ha decrecido y pensamos que ya no brilla con la misma intensidad, debemos ser conscientes de que lo realmente fundamental es que continuemos brillando con nuestras acciones y palabras para contribuir al propósito del Señor. Como dicta la palabra: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
En un mundo colmado en muchos aspectos, de injusticia y odio, que brille tu luz de paz, dignidad y de confianza en la justicia del Señor. En un mundo de rechazo y dolor, que brille tu luz de aceptación y cuidado. Sin importar donde te encuentres, siempre habrá personas que necesitarán la luz de esperanza que Dios refleja en ti para darse aliento. No la escondas, ¡que brille en El Señor tu luz!
Ora:
Señor, gracias por reflejar Tu luz en mí, y ser guiado por ella a través de las pruebas, adversidades y situaciones apremiantes que encuentyro en mi vida. Ayúdame a ser instrumento de ese brillo en las vidas de otros, dándome el coraje para alejar aquellos obstáculos que impidan tu presencia en mi vida. Brilla siempre en mí Señor. Amén
Resumen de Capítulo – (Mateo 5):
Referencias Cruzadas – (Mateo 5:14-16):
Juan 8:12:
«Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»
Efesios 5:8-9:
«Porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),»
Filipenses 2:15:
«para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,»
1 Pedro 2:12:
«Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.»