Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus vereda. Proverbios 3:5-6
¿Confía en Dios? La mayoría de los creyentes dirían que sí. Pero deténgase y considere si eso es cierto en su vida de oración. Cuando su necesidad es urgente, pero Dios no responde tan pronto como usted desea, ¿todavía confía en Él? Situaciones como esta llevan a algunos creyentes a dudar de que el Señor tenga en cuenta los intereses de sus hijos.
Sin embargo, Isaías 64.4 nos asegura que Dios actúa “en favor de quienes en él confían” (NVI). José tuvo que esperar en circunstancias muy difíciles antes de que el Señor lo liberara de la prisión y le diera autoridad como gobernante en Egipto (Gn 37.18-28; Gn 39.19, 20). Desde un punto de vista externo, no parecía que Dios estuviera actuando a favor de José. Pero desde una perspectiva celestial, los acontecimientos estaban bien encaminados (Gn 50.20).
Lo mismo ocurre en la vida de usted. Durante un período de espera, Dios podría estar preparándole para una futura respuesta que llegará en el momento justo. O podría estar enseñándole a confiar en Él para que pueda caminar por fe y no por vista. Otra posibilidad es que el deseo que usted tenga implique, en última instancia, algo en contra de la voluntad de Dios, y no concederlo le sirva de protección.
Puede que nunca descubra por qué Dios retrasa su respuesta, pero siempre puede confiar en su bondad, sabiduría y amor.
Señor, gracias, por darme la garantía, de que aún ante mis dudas, mis vacilaciones o los miedos que las pruebas pueden poner en mi corazón, Tu siempre te haces presente, para recordarme, que no me dejarás caído, y que con Tus manos poderosas, me pondrás de nuevo, en camino de victoria. En El Nombre de Jesús, Amén.