Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías. Éxodo 3:21
Ante las dificultades, ¿con qué rapidez busca a Dios y sus caminos? Cuando elegimos confiar y someternos al Señor, Él actuará de manera extraordinaria en y a través de nosotros.
Moisés es un buen ejemplo. Después de intentar sin éxito rescatar a los israelitas con sus propias fuerzas, huyó y pasó cuarenta años en el desierto. En ese tiempo, su orgullo, su confianza en sí mismo y su voluntad propia fueron quebrantados. Humillado, ahora era alguien que Dios podía utilizar para lograr la liberación de los esclavos de Egipto.
A través de Moisés, el Señor demostró las maravillas que podía hacer por medio de una persona rendida a Él:
Dios rescató a su pueblo sin necesidad de un ejército, una insurrección o una guerra prolongada. Lo único que necesitó fue la demostración de su gran poder.
Demostró la superioridad de su modo de proceder al sacar de la servidumbre a más de dos millones de esclavos con las riquezas de sus captores (Ex 3.21, 22).
Recibió toda la gloria al demostrar que solo Él es el Dios del cielo y de la Tierra.
Nuestros fracasos del pasado nunca obstaculizan la capacidad de Dios para utilizarnos. En realidad, nuestra debilidad es lo que nos hace útiles y demuestra que toda la gloria le pertenece a Él.
Señor, en medio de mis dificultades y fracasos, ayúdame a rendirme completamente a ti. Que mi debilidad sea una oportunidad para que tu poder se manifieste y tu gloria se revele. Usa mi vida para tus propósitos y enséñame a confiar en tu sabiduría y fuerza. En El Nombre de Jesús, Amén.