Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; Él guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra. Luz está sembrada para el justo, Y alegría para los rectos de corazón. Alegraos, justos, en Jehová, Y alabad la memoria de su santidad. Salmos 97:10-12
Puede ser que usted esté reacio a usar la palabra odiar en alguna situación, pero hay momentos en que es apropiado. Como hijos de Dios, debemos amar lo que Él ama y odiar lo que Él odia. Por eso el versículo 10 del pasaje de hoy nos dice: “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal”.
Pero muchos cristianos no adoptan esta actitud con regularidad. En vez de eso, a menudo hay la tendencia a jugar con el mal, manteniéndolo cerca para divertirse e incluso inventando excusas por su presencia. Algunos pueden decir: “¡Bueno, no puedo escapar del mal, ya que está a mi alrededor. Así que lo mejor que puedo hacer es tratar de manejarlo de manera adecuada!”.
¡Qué engaño es este! No podemos manejar el mal (Véase Ro 7.19-25). Tan pronto como tenemos un solo pensamiento malo, ya hemos pecado. El Salmo 37.27 dice: “Apártate del mal y haz el bien”. En otras palabras, la rectitud requiere un cambio radical completo para que nos dirijamos en la dirección opuesta al mal.
Vivimos en un mundo que está impregnado de pecado, que es imposible evitarlo por completo. Pero podemos alejarnos de situaciones particularmente tentadoras. Pídale al Señor hoy la sabiduría para reconocer las trampas pecaminosas y la resistencia para hacer lo correcto.
Señor, dame sabiduría para reconocer el mal y fuerza para apartarme de él. Ayúdame a amar lo que tú amas y a odiar lo que tú odias. Guíame en la rectitud y protégeme de las trampas pecaminosas. Que mi vida refleje tu santidad y justicia, y que siempre busque hacer lo que es correcto ante tus ojos. En El Nombre de Jesús, Amén.