Versículo:
Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. 2 Crónicas 20:3-4
Comentario:
¿Alguna vez se ha sentido impotente? ¿Puede recordar haber enfrentado una situación o emergencia en la que no tenía ningún poder? Es una experiencia aleccionadora para cualquiera. Incluso a las personas que afirman depender de Dios, les gusta sentir que tienen cierto control sobre sus circunstancias.
Josafat enfrentó un momento como ese cuando llegó la noticia de que tres ejércitos diferentes se habían unido para destruir a Israel. Tuvo miedo porque los enemigos eran muy numerosos. Además, recordó haber estado en grave peligro la última vez que estuvo en el campo de batalla (1 R 22.29-33). Pero ahora, en este momento tan importante, Josafat también sabía que solo Dios podía ayudar. A pesar de su miedo, Josafat no huyó ni se lanzó a la batalla; más bien, «humilló su rostro para consultar a Jehová» (2 Cr 20.3). También llamó a los demás a orar; buscar a Dios en una situación desesperante cambió la actitud de toda la nación.
Cuando las circunstancias le hagan sentir miedo y fuera de control, aparte su atención del problema y póngala en manos de nuestro poderoso Dios. Se necesita fe para rechazar la autosuficiencia, pero el Señor honra a quienes dependen de Él.
Señor, en los momentos de temor y desesperación, ayúdame a recordar que tú eres mi refugio y fortaleza. Enséñame a humillarme y a buscarte con todo mi corazón, confiando plenamente en tu poder y sabiduría. Que mi fe en ti crezca cada día, y que siempre ponga mis preocupaciones en tus manos, sabiendo que tú tienes el control de todas las cosas. En El Nombre de Jesús, Amén.
Oración:
Señor, en los momentos de temor y desesperación, ayúdame a recordar que tú eres mi refugio y fortaleza. Enséñame a humillarme y a buscarte con todo mi corazón, confiando plenamente en tu poder y sabiduría. Que mi fe en ti crezca cada día, y que siempre ponga mis preocupaciones en tus manos, sabiendo que tú tienes el control de todas las cosas. En El Nombre de Jesús, Amén.