Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Génesis 39:20
La esclavitud de José duró trece años y fue de mal en peor. Perdió su posición privilegiada en la casa de Potifar y fue enviado a la cárcel cuando lo calumnió la esposa de su amo. Su esperanza de ser liberado de la cárcel desapareció cuando el servidor del rey olvidó su promesa (Gn 40.14, 23). Su futuro parecía sombrío.
A pesar de la evidencia de las circunstancias, Dios estaba llevando a cabo su plan para bendecir a José y a toda su familia. De hecho, José fue la persona designada por Dios para salvarlos de la hambruna que se avecinaba. Pero, para que eso sucediera, tenía que aprender el idioma y la cultura de los egipcios, desarrollar habilidades de liderazgo y madurar espiritualmente. El plan del Señor hizo posible todo eso.
José aprendió dos lecciones valiosas. Primero, Dios es un acompañante fiel que utiliza nuestros problemas para prepararnos para su obra. Segundo, una vez que Dios haya cumplido sus propósitos, la dificultad terminará. En el momento elegido por Dios, José fue liberado de la cárcel, recompensado con un nombramiento de alto rango y reconciliado con su familia.
La adversidad puede ser dolorosa, pero el Señor la utiliza para lograr sus propósitos y prepararnos para llevar a cabo su plan. ¿Qué está tratando Él de enseñarle en medio de sus pruebas?
Señor, en medio de las pruebas y la adversidad, ayúdame a confiar en que Tú estás obrando en mi vida para cumplir Tu propósito. Aunque no siempre entiendo el camino, enséñame a ver las lecciones que deseas que aprenda. Fortalece mi fe para que, como José, pueda mantenerme firme en Tu promesa y saber que, en Tu tiempo perfecto, traerás la liberación y la bendición. En El Nombre de Jesús, Amén.