Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:16-17
¿Busca usted conocer y entender al Señor? Aunque Él supera la comprensión humana en muchos sentidos, Dios ha revelado mucho de sí mismo en su Palabra. A medida que lo busquemos por medio de la Biblia, creceremos en nuestra comprensión de su naturaleza. Sin embargo, esta no es una búsqueda académica, pues conocer a Dios impacta todos los ámbitos de la vida.
Por un lado, el conocimiento de Dios influencia nuestras oraciones. En lugar de pedir lo que queramos, pedimos de acuerdo con su voluntad (1 Jn 5.14, 15) sin limitar nuestras peticiones en tamaño o alcance, con la seguridad de que nada es imposible para Dios.
La manera en que vemos al Señor también cambia nuestra mentalidad y el modo en que nos comportamos y nos relacionamos con otras personas. Conocerlo de manera personal transforma nuestra tendencia natural a dudar y pecar, para obedecerlo con un corazón puro. En vez de amar al mundo, buscamos complacerlo al amar a su pueblo con generosidad y resistiendo los deseos pecaminosos.
Pablo sabía que conocer al Señor era tan importante que conocerlo se convirtió en la misión de su vida (Fil 3.8-10). ¿Podría decirse lo mismo de usted? Conocer a Dios renovará su vida por completo.
Señor, quiero conocerte más profundamente y entender tu voluntad para mi vida. Ayúdame a buscarte cada día en tu Palabra y a permitir que ese conocimiento transforme mi corazón y mis acciones. Que mi vida refleje tu amor y santidad, resistiendo las tentaciones del mundo y obedeciéndote en todo. En el nombre de Jesús, Amén.