Versículo:
Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Génesis 5:23-24)
Comentario:
Enoc era un amigo fiel de Dios, que vivía en contacto permanente con el Señor (Génesis 5:24). Las Escrituras lo expresan de esta forma: “Caminó, pues, Enoc con Dios.” Otra forma de decirlo es que tenía comunión con Dios. ¡Su constancia en la comunión con Dios nos da algo en qué pensar! Al final de su vida, después de haber vivido 365 años, tuvo la bendición de ser llevado al cielo de manera sobrenatural.
“Un día desapareció, porque Dios se lo llevó” (Génesis 5:24). Un momento estaba y al siguiente había desaparecido. Parecía que los dos —Dios y Enoc— habían caminado tanto juntos a través de la vida, deleitándose en su mutua compañía, que un día, mientras caminaban, Dios le dijo a Enoc: “Es tarde, ¿por qué no vienes a mi hogar esta noche?” ¡Y fueron directo a su hogar! La vida fructífera, fiel y bendecida de Enoc nos muestra lo que es la verdadera amistad con Dios.
¿Disfrutamos de esa intimidad con Dios? Caminar con Dios nos habla de cultivar compañerismo con Dios, de comunión, de un “andar” sereno y plácido, compartiendo con nuestro Creador por el camino de la vida. Implica permanecer honestos con nuestro Acompañante celestial; hablarle de nuestros sentimientos heridos y de los malentendidos que estamos sufriendo. Compañerismo significa amor para comprender, e interés en los pensamientos y sentimientos de otra persona. Cuando caminemos con Dios todos los días de nuestra vida, nos encontraremos caminando directo al hogar.
Oración:
Señor, no alejes de mi Tu presencia; quiero caminar de Tu mano en Tu amor, paz y seguridad, todos los días.