Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Gálatas 2:13
Cuando las personas discuten, pueden decir palabras crueles y herir a otros. Sin embargo, como cristianos, nuestras creencias pueden influenciar positivamente la manera en que reaccionamos en los conflictos. Consideremos la soberanía de Dios, por ejemplo. Si usted cree en los pasajes de la Biblia que proclaman el dominio del Creador sobre la naturaleza (Sal 135.6), las naciones (Job 12.23) y la humanidad (Hch 17.25), entonces sabe que nada está oculto de Él o fuera de su control.
Esto significa que nuestro Padre celestial, que ha prometido proteger a sus hijos, sabe cuando somos atacados. Nada puede tocarnos sin que Él lo permita. Su control soberano también le da el poder de convertir el dolor en algo beneficioso (Ro 8.28). Tenemos esperanza porque su voluntad no puede ser frustrada, incluso en las malas circunstancias. Cuando creemos en la soberanía del Señor, nuestra perspectiva sobre el conflicto cambia. En lugar de sentir miedo, enojo o resentimiento, nos dirigimos a Él en busca de dirección.
El enfrentamiento es inevitable. Cuando la culpa es nuestra, debemos pedir perdón; cuando los responsables son otros, quizá tengamos que confrontarlos. Pero, sin importar las circunstancias, estamos llamados a perdonar sin excepción, pues Dios tiene el control. Como embajadores de Cristo, la manera en que reaccionamos en el conflicto es importante.
Señor, ayúdame a recordar tu soberanía en medio de los conflictos. Enséñame a reaccionar con amor, perdón y confianza en tu control sobre todas las cosas. Que mi respuesta refleje tu gracia y paz, y que siempre busque honrarte en cada situación. En El Nombre de Jesús, Amén.