Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó. (1 Pedro 1:5)
Creo que debemos ser un poco más cuidadosos de lo que somos con la forma en que vivimos. No es que tengamos que ser demasiados cuidadosos para vivir con miedo, sino tener cuidado de una manera piadosa, no legalista.
Porque si no tenemos cuidado acerca de quiénes son nuestros amigos, qué programas de televisión y películas vemos, qué tipo de libros leemos, qué tipo de música escuchamos, cómo gastamos nuestro dinero y qué hacemos con nuestro tiempo, podríamos terminar viviendo vidas desperdiciadas.
Como cristianos, debemos buscar la santidad y darnos cuenta de que somos santificados, lo que significa que somos apartados para el uso de Dios. De hecho, en el momento en que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, somos santificados por el Espíritu Santo y apartados para un propósito dado por Dios. Y si no estamos cumpliendo con nuestro propósito o si no estamos persiguiendo nuestro propósito, nos sentiremos vacíos y frustrados.
Te exhorto hoy a perseguir tu propósito de santidad. Cuando te enfrentes con decisiones desafiantes, pregúntale a Dios qué hacer y elige el camino de santidad que Él ha establecido para ti.