Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Colosenses 2:6-7
Llevar nuestras peticiones a Dios en oración es solo un aspecto de nuestra comunicación con Él. Otra parte de la oración es la acción de gracias (Fil 4.6).
El Padre celestial quiere que la vida de sus hijos se caracterice por ser agradecidos. Su Palabra nos dice que el agradecimiento debe ser evidente en nuestra adoración (Sal 95.2–7; Col 3.16), en nuestras ofrendas (2 Co 9.12), en nuestras relaciones (Fil 1.1–3) y en la manera en que enfrentamos las batallas espirituales (1 Co 15.55–57). En otras palabras, la gratitud debe impregnar todo lo que hagamos (Ro 14.6).
En la Biblia, el Señor nos exhorta a ser agradecidos, ya que sabe cómo dar gracias influye en nuestro corazón. Expresar el agradecimiento a Dios nos ayuda a…
Estar conscientes de su presencia.
Enfocarnos en Él y dejar nuestro orgullo.
Buscar su propósito en situaciones difíciles.
Recordar su bondad.
Depender de Él continuamente.
Sustituir la ansiedad por la paz y el gozo.
Si bien, ser agradecidos en los momentos felices y en los difíciles hará que nuestra vida sea más gratificante y llena de propósito, también hará que el nombre de Dios sea glorificado.
Señor, te doy gracias por todas las bendiciones que has derramado sobre mi vida. Ayúdame a caminar arraigado en Ti, confiando plenamente en Tu amor y fidelidad. Que mi corazón siempre esté lleno de gratitud, tanto en los momentos de alegría como en los tiempos difíciles. Enséñame a depender de Ti en todo, reconociendo Tu bondad y buscando Tu propósito en cada situación. En El Nombre de Jesús, Amén.