Biblia Devocional en 1 Año: Mateo 4

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Mateo 4: La Tentación de Jesús (Mateo 4:1-11)

El capítulo comienza con Jesús siendo guiado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Después de ayunar durante 40 días y 40 noches, Jesús experimenta hambre, lo que lleva al diablo a presentarle tres tentaciones:

1. Tentación de convertir las piedras en pan: El diablo le sugiere que, como Hijo de Dios, transforme las piedras en pan para saciar su hambre. Jesús responde citando Deuteronomio 8:3: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).

2. Tentación de arrojarse del templo: Luego, el diablo lo lleva a la parte más alta del templo y lo incita a que se arroje, citando el Salmo 91:11-12, donde se menciona que los ángeles lo protegerán. Jesús responde con otra cita de la Escritura: “No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7), citando Deuteronomio 6:16.

3. Tentación del poder y los reinos del mundo: En la última tentación, el diablo le ofrece todos los reinos del mundo y su gloria si Jesús lo adora. Jesús lo reprende con la Escritura: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Mateo 4:10), citando Deuteronomio 6:13.

Después de resistir todas las tentaciones, el diablo lo deja, y los ángeles vienen a ministrarle.

El Inicio del Ministerio de Jesús (Mateo 4:12-17)

Cuando Jesús escucha que Juan el Bautista ha sido encarcelado, se traslada a Galilea, específicamente a Capernaum. Este movimiento cumple la profecía de Isaías 9:1-2, que menciona que el pueblo que estaba en tinieblas ha visto una gran luz. Desde ese momento, Jesús comienza su ministerio público predicando el mensaje clave: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).

El Llamado de los Primeros Discípulos (Mateo 4:18-22)

Jesús, caminando por la orilla del mar de Galilea, llama a sus primeros discípulos. Encuentra a Simón Pedro y Andrés, pescadores, y les dice: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19). Inmediatamente, ambos dejan sus redes y lo siguen. Luego, Jesús llama a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, quienes también dejan su barca y a su padre para seguirlo.

El Ministerio de Jesús en Galilea (Mateo 4:23-25)

El capítulo concluye con un resumen del ministerio de Jesús en Galilea. Enseña en las sinagogas, predica el evangelio del reino y sana toda clase de enfermedades y dolencias. Su fama se extiende por toda Siria, y multitudes de personas traen a los enfermos, poseídos, paralíticos y afligidos, y Jesús los sana a todos. Gente de diversas regiones, incluyendo Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán, lo sigue.

Versículo clave de Mateo 4:

«Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Mateo 4:4

Este versículo es clave porque refleja la importancia de la Palabra de Dios en la vida del creyente. Jesús pronuncia estas palabras en respuesta a la primera tentación de Satanás en el desierto, donde el diablo lo incita a convertir piedras en pan después de un prolongado ayuno. En su respuesta, Jesús reafirma que la verdadera vida no se sustenta únicamente en las necesidades físicas, sino en la dependencia total de la palabra y voluntad de Dios. Este versículo nos recuerda que el alimento espiritual, que proviene de la Palabra de Dios, es esencial para nuestra supervivencia y fortaleza frente a las tentaciones.

El mensaje aquí es claro: nuestras necesidades físicas son importantes, pero más crucial aún es la relación y obediencia a la voz de Dios. Él provee todo lo que necesitamos, tanto en el ámbito espiritual como en el físico, y es en su Palabra donde encontramos sustento verdadero.

Oración:

Señor, te agradecemos por tu Palabra, que nos nutre y nos fortalece en momentos de prueba. Ayúdanos a depender de ti en cada aspecto de nuestra vida, sabiendo que solo en tu verdad encontramos satisfacción plena. Que nunca busquemos suplir nuestras necesidades fuera de tu voluntad, y que siempre podamos resistir las tentaciones con la fuerza de tu Espíritu. En El Nombre de Jesús, Amén.