Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:13-14
Como cristianos, sabemos que nuestro Padre quiere que sigamos sus mandamientos. Sin embargo, a menudo tratamos de obedecer, pero nuestra vieja “carne” sigue manifestándose.
A veces, se debe a nuestra ignorancia. Tal vez no nos damos cuenta de que cierto estilo de vida no debe ser la norma para los creyentes. Pero la razón principal por la que los creyentes llegamos a vivir de una manera carnal, es porque no hemos decidido quién tendrá el control de nuestra vida. Tal vez haya algo que no estamos dispuestos a entregar a Dios, un deseo, un hábito o una fuente de seguridad. Otra posibilidad es que hayamos sentido su llamado, pero estemos huyendo de Él por miedo o rebeldía.
Las consecuencias de vivir así son devastadoras. Si no nos sometemos al Espíritu Santo, seremos gobernados por deseos, y falsas expectativas. Sin aplicar las verdades bíblicas antes aprendidas (comparadas con la leche en el pasaje de hoy), no podemos entender las cosas más profundas de las Sagradas Escrituras (comparadas con el alimento sólido).
Si usted se identifica con dicha descripción, no se desanime. No tiene que mantenerse en esta condición. ¿A qué se está aferrando? Soltar las riendas de su vida puede ser muy difícil, pero el poder de Dios Todopoderoso reside en usted por medio del Espíritu Santo. Ríndase a Él y confíe en su poder.
Señor, reconozco que a veces mi vida refleja inmadurez espiritual, aferrándome a deseos y hábitos que no honran Tu voluntad. Hoy, te entrego cada área de mi vida que he intentado controlar por mí mismo. Dame discernimiento para distinguir entre lo bueno y lo malo, y la sabiduría para aplicar Tu Palabra en cada situación. Ayúdame a crecer en madurez espiritual, dejándome guiar por el Espíritu Santo y confiando plenamente en Tu poder. En el nombre de Jesús, amén.