Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?. Lucas 8:25
¿Alguna vez se ha quedado usted dormido en un viaje largo? El Señor Jesucristo sí. Lucas nos cuenta que una vez el Señor y los discípulos subieron a una barca para llegar a la otra orilla de un lago, y Él se quedó dormido. Lo siguiente que supieron los discípulos es que estaban envueltos en una tormenta, y la única persona lo bastante poderosa como para protegerlos estaba profundamente dormida. Los discípulos entraron en pánico y lo despertaron.
El Señor Jesús ha prometido darnos su paz (cf. Jn 14.27), la misma paz que le permitió dormir durante una tormenta. Sin su tranquilidad, nos sentimos indefensos y temerosos como los discípulos. Pero con esa tranquilidad podemos experimentar la calma interior en medio de las dificultades.
Creer en la soberanía de Dios es la clave para tener un corazón tranquilo. En su pánico, los discípulos creyeron que el Señor Jesús dormido no tenía control de sus circunstancias. Pero debemos recordar que siempre tiene el control, incluso en medio de los problemas. Cuando descansamos en el conocimiento de que Dios está a cargo, podemos cambiar la ansiedad por la paz.
El Señor no quiere que el miedo nos agobie. Quiere compartir su paz con nosotros. ¿Confía usted en el control de Dios?
Señor, eres mi guía y mi paz, gracias por mostrarme que en medio de las tormentas de la vida puedo encontrar descanso en Ti. Ayúdame a confiar en tu poder y en tu soberanía, aun cuando no entienda lo que sucede a mi alrededor. Dame la fe para recordar que nunca pierdes el control y que siempre estás conmigo. Que mi corazón pueda experimentar la paz que solo Tú puedes dar, una paz que desafía todo temor y me ancla a tu amor eterno. En Ti confío, mi refugio seguro. En El Nombre de Jesús, Amén.