Que Está Obrando Siempre

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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.

Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. (Habacuc 2:3)

¡La paciencia! Es el material del que está hecha la frustración. Y, sin embargo, es una virtud que el Señor espera hallar en abundancia entre su pueblo. En este mundo acelerado, queremos lo que queremos, y lo queremos ya. Nos negamos a tener que esperar. Y para la mayoría de las cosas no tenemos que hacerlo. Los microondas apuran el proceso del cocinado. Los restaurantes de comida rápida nos ponen la comida en la mano mientras pasamos volando por el auto servicio. El acceso a Internet nos proporciona un contacto instantáneo con personas, lugares y cosas por todo el mundo. Y los celulares nos dan la oportunidad de conectar con amigos a toda prisa.

¡Oh, si tan solo pudiéramos aprender el valor de aminorar la marcha, de esperar en la presencia de Dios! Echa otro vistazo a la lectura bíblica de hoy. Algunas veces, las cosas que aguardamos llegan lentamente. De manera similar, los planes de Dios pueden realizarse poco a poco, pero con toda seguridad acontecen a un ritmo constante. El Señor hará lo que afirma que va a hacer. No sabemos cuándo con exactitud, pero mientras esperamos, podemos ser hallados fieles.

¿Qué esperas hoy? ¿Te estás impacientando? Aplica el principio «lento, constante, seguro» y observa cómo trabaja Dios… en su tiempo.

Señor, estoy acostumbrado a que las cosas ocurran rápidamente, más aún, en medio de este mundo que, cada día, ofrece la velocidad sobre la calma y la prisa sobre la espera. A pesar de todo, estoy consciente de ello, y te pido que me ayudes a cultivar un espíritu de gratitud por las formas en que quieres enseñarme a tener confianza en Tus tiempos. Por ello, continúame dando la paciencia, Padre, y trae a mi memoria cada día que tu tiempo es el único que importa.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Habacuc 2:

Habacuc 2 es un capítulo central en el diálogo entre el profeta Habacuc y Dios, abordando preguntas profundas sobre la justicia divina y el destino de los pueblos injustos. Al inicio, Habacuc se posiciona como un vigilante, esperando la respuesta de Dios a sus cuestionamientos sobre la prevalencia de la injusticia y el sufrimiento. Dios responde asegurando que su visión para el futuro ciertamente se cumplirá a su debido tiempo y exhorta a Habacuc a tener paciencia y fe en que la justicia prevalecerá.

Dios declara que los arrogantes no tendrán reposo, mientras que el justo vivirá por su fe, estableciendo un contraste fundamental entre los arrogantes, cuya alma no es recta, y el justo, que confía en Dios. Este capítulo es famoso por introducir el concepto de que «el justo por su fe vivirá», un principio que más tarde sería fundamental en la teología cristiana, especialmente en las enseñanzas de Pablo en el Nuevo Testamento.

A continuación, Dios pronuncia una serie de «ayes» (aludiendo a la exclamación «ay» para sugerir un sentido de advertencia) contra aquellos que cometen injusticias, incluyendo la codicia, la explotación, la violencia, la idolatría y la corrupción. Estos «ayes» subrayan la inevitable caída de aquellos que construyen sus riquezas y poder a través de medios corruptos, asegurando que su propia maldad se volverá contra ellos. El capítulo concluye con una afirmación poderosa de la soberanía de Dios sobre toda la tierra, invitando a un silencio reverente ante la presencia divina.

Habacuc 2, por lo tanto, ofrece una reflexión sobre la justicia divina y el juicio, reafirmando la fe en que Dios actuará contra la injusticia y la opresión, y subrayando la importancia de vivir una vida de fe y rectitud.

Referencias cruzadas – Habacuc 2:3

Versículos:

Salmos 37:7 – «Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.»

Salmos 130:5 – «Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado.»