Lucas 7:
En Lucas 7, Jesús revela la profundidad de su misericordia y su poder. Valora la fe del centurión, muestra compasión hacia una viuda, y extiende perdón y amor hacia una mujer que había sido rechazada por otros. En cada historia, enfatiza que la fe y el arrepentimiento sincero son más importantes que el estatus social o la reputación. Su mensaje es claro: el amor de Dios está disponible para todos, y aquellos que reconocen su necesidad de Él reciben perdón, sanación y paz.
El Centurión de Gran Fe (Lucas 7:1-10)
Un centurión romano tiene un siervo al que aprecia mucho y que está gravemente enfermo. Escucha sobre Jesús y envía a algunos ancianos judíos para pedirle que cure a su siervo, sintiéndose indigno de ir él mismo. Cuando Jesús se acerca a su casa, el centurión envía a decir que no necesita que entre, porque cree que con solo una palabra, Jesús puede sanarlo. Admirado por la gran fe de este hombre, Cristo declara que ni siquiera en Israel ha encontrado una fe tan grande. Al regresar a la casa del centurión, encuentran al siervo sano.
La Resurrección del Hijo de la Viuda en Naín (Lucas 7:11-17)
Jesús, mientras viaja a una ciudad llamada Naín, encuentra una procesión fúnebre de un joven, hijo único de una viuda. Conmovido por el dolor de la madre, Jesús se acerca al ataúd y ordena al joven que se levante. El joven resucita y comienza a hablar, y Jesús se lo entrega a su madre. Este milagro causa gran asombro y la gente glorifica a Dios, proclamando que un gran profeta ha surgido de entre ellos.
Jesús y el Mensaje de Juan el Bautista (Lucas 7:18-35)
Los discípulos de Juan el Bautista informan a Juan sobre los milagros de Jesús. Juan envía a dos de ellos para preguntar a Cristo si Él es el Mesías esperado. El Señor responde mostrándoles las señales: los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y se predica el evangelio a los pobres. Jesús elogia a Juan como el mayor de los profetas y explica que el Reino de Dios trae una realidad nueva y desafiante, criticando a aquellos que no creen ni en el mensaje de Juan ni en el suyo.
La Mujer Pecadora que Unge a Jesús (Lucas 7:36-50)
Un fariseo llamado Simón invita a Jesús a comer en su casa. Una mujer conocida en la ciudad como pecadora se entera de que Jesús está allí y llega con un frasco de perfume. Llora a sus pies, los seca con su cabello y los unge con el perfume. Simón se siente incómodo, cuestionando que si Jesús fuera profeta, sabría que la mujer es pecadora. Jesús, sabiendo sus pensamientos, le cuenta una parábola sobre dos deudores perdonados y le explica que quien ha sido perdonado mucho, ama mucho. Jesús declara perdonados los pecados de la mujer, causando asombro entre los presentes, y la despide en paz.
Versículo clave de Lucas 7:
«Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.» Lucas 7:44
Este versículo destaca la humildad y el arrepentimiento sincero de la mujer, que derramó sus lágrimas a los pies de Jesús en un acto de amor y devoción. Jesús confronta a Simón, el anfitrión que, a pesar de su posición, no mostró los signos de hospitalidad que en aquella época eran comunes, y en su lugar juzgó a la mujer. En cambio, ella, con su humildad y sinceridad, recibió el perdón y la gracia de Jesús.
Esta escena revela que el verdadero amor por Dios no depende de apariencias o de las opiniones de los demás, sino de un corazón arrepentido y dispuesto a rendirse ante Él. Jesús nos recuerda que Él mira el corazón y que valora la sinceridad y la devoción por encima de las formalidades.
Oración:
Señor, dame un corazón humilde y sincero como el de esa mujer que con perfume ungió a Jesús. Ayúdame a recordar que mi relación contigo no se basa en lo que los demás piensen, sino en mi amor y devoción hacia Ti. Que mis acciones reflejen un corazón dispuesto a honrarte y servirte, sin reservas. En el nombre de Jesús, Amén.