Versículo diario comentado: Daniel 2:20-22

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Versículo:

Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. Daniel 2:20-22

Comentario:

¿Cuántos de nosotros hemos escuchado las noticias y nos hemos preguntado: ¿Qué está pasando en el mundo? Sin un firmamento firme de la verdad bíblica, fácilmente podemos ser vencidos por el miedo y la desesperación. Sin embargo, los cristianos podemos encontrar paz en el conocimiento de que nuestro Dios es soberano sobre toda nación y gobernante de la Tierra.

Una mano omnipotente está orquestando un plan bueno y glorioso: el Señor es quien “quita reyes y pone reyes” (Dn 2.21). Nada de lo que hace el Señor se lleva a cabo aisladamente. Él hace todo de acuerdo con su plan divino. Tendemos a pensar que un gobernante tiene que ser justo y bueno para que Dios lo use, pero Proverbios 21.1 nos dice que el Señor puede dirigir el corazón de cualquier líder a donde Él quiera. De hecho, describe a dos reyes paganos —Nabucodonosor y Ciro— como “Mi siervo” (Jer 25.9) y “Mi pastor” (Is 44.28). Sin que ellos lo supieran, Dios dirigió sus pasos para cumplir los propósitos que había dispuesto para Israel.

Los planes del Señor para este mundo avanzan de acuerdo con sus divinos propósitos, y ningún gobernante injusto puede frustrarlos. Solo recuerde que “Él tiene al mundo entero en sus manos”.

Oración:

Dios soberano y todopoderoso, gracias porque tus planes son perfectos y no hay fuerza ni autoridad en este mundo que pueda frustrarlos. Ayúdanos a confiar en tu sabiduría y tu poder, aun cuando las circunstancias parezcan inciertas. Te pedimos que guíes a los líderes de las naciones, dirijas sus corazones y cumplas tus propósitos divinos. Llénanos de paz y fe al recordar que tienes todo bajo tu control. Que nuestra esperanza esté siempre anclada en tu soberanía y amor eterno. En el nombre de Jesús, amén.