Versiculo
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Lucas 6:27-28
Comentario:
En su famoso Sermón del monte, Cristo nos dice que amemos a nuestros enemigos y los tratemos bien. Tanto el registro de Mateo como el de Lucas indican que cuando el Señor lo dijo, utilizó una forma de la palabra griega ágape que se refiere al amor incondicional. Este amor no es un afecto superficial o un sentimiento de buena voluntad, y no se basa en la naturaleza o el aspecto de la otra persona. Ágape es la clase de amor más profundo que podemos mostrar.
En un principio, utilizar esta palabra griega con respecto a los enemigos parece ilógico, pero en realidad es la solución perfecta: el ágape surge de nuestra voluntad. Cuando elegimos amar, nuestras emociones siguen la decisión de nuestra mente.
Por ejemplo, al orar por nuestros enemigos, nuestro corazón cambia, no de inmediato, sino con el tiempo. Y cuando le pedimos a Dios que nos ayude a expresarle a nuestros enemigos el amor genuino de Cristo, también somos transformados. Ese es el tipo de oración que Dios se complace en responder.
Una reacción llena de resentimiento solo producirá negatividad, pero una reacción misericordiosa puede tener consecuencias profundas. Dios tiene un plan de redención para cada persona, y nosotros tenemos la oportunidad de participar en ese plan cuando mostramos el amor ágape, el amor incondicional del Señor.
Oración:
Señor amado, enséñame a amar como Tú amas, incluso a aquellos que me han herido o rechazado. Dame un corazón lleno de tu gracia para orar sinceramente por mis enemigos y buscar su bien. Ayúdame a reflejar tu amor incondicional, a dejar de lado el resentimiento y a caminar en la misericordia que Tú me has mostrado. Transforma mi corazón para que sea un instrumento de tu paz y un reflejo de tu redención. En el nombre de Jesús, amén.