Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Isaías 40:8
Creo que la Palabra de Dios es la Revelacíon de La vida, y específicamente de la vidad de verdad. En esta era de información ilimitada, es fácil no valorar la Biblia, olvidar lo rica que es en conocimiento y comprensión espirituales. En ella se nos ha dado tanto la revelación de quién es Dios, como una guía práctica para vivir y prepararnos para la eternidad.
Hebreos 4:12 nos dice: «La palabra de Dios es viva y eficaz». Podemos ver que la Biblia es tan poderosa como para satisfacer tanto a los intelectuales como a los que no lo son; para alimentar por igual al adulto como al niño.
La Biblia nos enseña, exhorta y alienta por medio de sus estilos literarios: relatos históricos, poemas, oraciones, lamentos, profecías y epístolas. Los salmos no solo nos recuerdan dar gracias y adorar, sino que también nos enseñan cómo arrepentirnos del pecado y hablar con Dios de nuestro dolor. Las epístolas nos muestran maneras de tener esperanza en medio de las pruebas. Los evangelios nos presentan a Cristo y su amor por nosotros. Cada libro deja una huella única en nosotros.
Cuando apartamos tiempo para leer la Biblia, no solo nos encontramos con nuestra propia alma, sino también con Dios mismo. Entre las líneas del capítulo y el versículo, nos encontramos con Él y somos transformados por la experiencia de su presencia. Tome hoy un poco más de tiempo para conectarse con Él.
Señor eterno, gracias por tu Palabra que permanece para siempre. En medio de un mundo cambiante, tu verdad es un ancla firme para mi vida. Gracias por revelarte a través de la Biblia y por el conocimiento, la guía y la esperanza que encuentro en ella. Ayúdame a valorarla y a leerla con un corazón abierto, buscando conocerte más y ser transformado por tu amor. Que cada versículo se grabe en mi corazón y me conduzca a vivir de acuerdo con tu voluntad. Dame hambre y sed de tu verdad cada día. En el nombre de Jesús, amén.