Biblia Devocional en 1 Año: Hechos 10

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Hechos 10:

Hechos 10 marca un punto crucial en la historia de la iglesia: la inclusión de los gentiles en el plan de salvación de Dios. La visión de Pedro y el derramamiento del Espíritu Santo sobre los gentiles muestran que la salvación es para todas las naciones. Este capítulo nos desafía a romper barreras culturales y sociales para compartir el evangelio y a reconocer que Dios no hace distinciones entre las personas.

La Visión de Cornelio (Hechos 10:1-8)

Cornelio, un centurión romano en Cesarea, es descrito como un hombre devoto, temeroso de Dios, generoso con los necesitados y constante en la oración. Un ángel se le aparece y le dice que sus oraciones y obras han sido recordadas por Dios. El ángel le instruye que envíe a hombres a Jope para buscar a Simón Pedro, quien está hospedado en la casa de Simón el curtidor junto al mar. Cornelio obedece y envía a sus siervos y a un soldado devoto.

La Visión de Pedro (Hechos 10:9-23)

Mientras los enviados de Cornelio se acercan a Jope, Pedro sube a la azotea para orar. Tiene hambre y, mientras espera comida, cae en un éxtasis. Ve una visión de un lienzo que desciende del cielo, lleno de animales impuros según la ley judía. Una voz le dice: «Levántate, Pedro; mata y come.» Pedro, horrorizado, responde que nunca ha comido nada impuro. La voz replica: «Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.» Esto ocurre tres veces antes de que la visión termine.

Mientras Pedro reflexiona sobre la visión, el Espíritu Santo le dice que tres hombres lo buscan y que debe ir con ellos sin dudar. Pedro desciende, recibe a los hombres enviados por Cornelio y al día siguiente parte con ellos hacia Cesarea.

Pedro en la Casa de Cornelio (Hechos 10:24-33)

Cuando Pedro llega a Cesarea, Cornelio lo recibe con reverencia, pero Pedro le dice que no debe adorarlo, pues también es un hombre. Pedro entra y encuentra a muchos reunidos. Explica que, como judío, normalmente no entraría en casa de un gentil, pero Dios le mostró que no debe llamar impuro a nadie. Cornelio relata su visión y dice que todos están allí para escuchar lo que Dios les ha mandado a través de Pedro.

El Mensaje de Salvación para los Gentiles (Hechos 10:34-43)

Pedro proclama que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta a quienes lo temen y practican justicia, sin importar su nación. Habla sobre Jesús, su ministerio, su crucifixión y su resurrección. Pedro enfatiza que Jesús es el Señor de todos y que todos los que creen en Él reciben perdón de pecados.

El Espíritu Santo sobre los Gentiles (Hechos 10:44-48)

Mientras Pedro habla, el Espíritu Santo desciende sobre todos los que escuchan, incluyendo los gentiles. Comienzan a hablar en lenguas y a alabar a Dios. Los judíos creyentes que acompañan a Pedro quedan asombrados de que el don del Espíritu Santo también sea dado a los gentiles. Pedro ordena que sean bautizados en el nombre de Jesucristo.

Versículo clave de Hechos 10:

«Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas.» Hechos 10:34.

Este versículo marca un momento crucial en el libro de los Hechos, cuando Pedro comprende plenamente que el evangelio no está limitado a los judíos, sino que es para todas las personas. En la casa de Cornelio, un centurión romano, Pedro declara que Dios no hace distinción entre judíos y gentiles, sino que acepta a todos los que lo buscan con fe. Este evento confirma la universalidad del mensaje de salvación y la inclusión de los gentiles en el plan redentor de Dios.

El reconocimiento de Pedro nos desafía a eliminar cualquier prejuicio y a compartir el evangelio con todas las personas, sabiendo que el amor de Dios trasciende las barreras culturales, sociales y étnicas. Nos recuerda que todos somos iguales ante Él y que Su salvación está disponible para todos.

Oración:

Señor, gracias porque tu amor y tu evangelio son para todos, sin importar nuestra procedencia. Ayúdame a reflejar tu corazón, eliminando cualquier prejuicio en mi vida y compartiendo tu mensaje con valentía y amor. Enséñame a ver a cada persona como tú la ves: digna de recibir tu gracia y salvación. En el nombre de Jesús, Amén.