Versículo:
Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Salmo 63:1-2
Comentario:
¿Cuál es su mayor deseo en la vida? ¿Una relación? ¿Una oportunidad? La mayoría de las cosas que deseamos involucran a alguien más. Todos queremos ser amados. Pero incluso nuestras relaciones más cercanas pueden dejarnos decepcionados o solos, a pesar de nuestros mejores esfuerzos.
Pensemos en nuestra relación con el Señor. Él dice que nos ama “con amor eterno” (Jer 31.3). En el Salmo 63, David compara el hambre de Dios que siente su alma, con la sed en una “tierra seca y árida donde no hay agua” (Sal 63.1 LBLA) ¿Alguna vez ha sentido usted esa clase de anhelo por la compañía del Padre celestial? Esa es justo la clase de relación que Él quiere tener con nosotros.
Tal vez a usted le resulte difícil sentirse cerca del Señor. Podría ser orgullo lo que le impida admitir su necesidad de Él. Tal vez sienta que la vida es demasiado agitada para buscarlo o que tenga miedo de ser transparente. Eso es comprensible, sobre todo si ha sido traicionado en el pasado. Pero recuerde que Dios nunca le fallará. Cualquiera sea la razón, comience a pasar unos minutos con Él cada día, y notará que tiene más tiempo de lo que pensaba.
Ore para identificar las barreras que le estén separando del Señor. Y pídale que le indique los pasos que debe dar para acercarse a Él. El Señor le responderá.
Oración:
Señor, mi alma te busca y anhela tu presencia como tierra seca que espera el agua. Ayúdame a desearte más cada día, a encontrar en ti el amor perfecto que nunca falla. Si hay algo que me impide acercarme a ti —orgullo, temor o distracción— muéstramelo y dame la fortaleza para superarlo. Dame el gozo de disfrutar de tu compañía y el deseo de buscarte siempre, incluso en los momentos más agitados de la vida. Gracias porque sé que nunca me abandonarás. Te amo, Señor, y confío en que me guiarás en este camino hacia una relación más profunda contigo. En el nombre de Jesús, amén.