En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Sofonías 3:16-17
Sofonías tenía que dar malas noticias a Judá. Debido a sus pecados, en especial el pecado de adorar ídolos falsos, se avecinaba un día de gran juicio. En aquel tiempo, dijo el profeta, Dios juzgaría a sus enemigos, pero su ira también devastaría a la nación que amaba (Sof 1.4-9).
Sin embargo, en el versículo 16 del capítulo 3, Sofonías utiliza la misma frase —“en aquel tiempo”— para prometer un día de renovación. Dios les anima a alegrarse, incluso mientras esperan y soportan un tiempo de sufrimiento. Como hacen los demás profetas, Sofonías vincula el llamado a la alegría con la presencia fiel de Dios entre su pueblo. Enfrenten lo que enfrenten, Él estará con ellos. Tienen enemigos y se sienten abandonados, pero Dios es “un guerrero victorioso” que “se regocijará por [ellos] con cantos de júbilo” (Sof 3.17).
¿Y qué hay de nosotros? También esperamos un mundo restaurado, en el que nuestra comunión con Dios no terminará nunca. El escritor de Hebreos ve al Señor Jesucristo como nuestro ejemplo de trabajo gozoso mientras “corramos con perseverancia” hacia esa meta (He 12.1). Consideremos al Señor, escribe, que sufrió la cruz “por el gozo puesto delante de él”, el de sentarse en comunión con el Padre (He 12.2). Puesto que esperamos esa misma bendición, ¡podemos dejar a un lado el miedo y regocijarnos!
Señor, gracias por tu fidelidad, aun cuando enfrentamos tiempos difíciles. Así como prometiste estar con tu pueblo en medio del juicio, hoy sé que caminas a mi lado en cada circunstancia. Ayúdame a regocijarme en tu presencia y a vivir con la esperanza del día en que todo será restaurado. Haz que mi mirada esté puesta en el gozo eterno de estar contigo, y dame la fortaleza para correr con perseverancia la carrera de la fe. Que tu amor, más poderoso que cualquier temor, me llene de paz y alegría. En el nombre de Jesús, amén.