Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Efesios 1:3
Dios no se limita a cuidarnos en lo espiritual. También está interesado en los detalles de nuestra vida diaria. Tendemos a dividir la vida en categorías, diferenciando los asuntos relacionados con el trabajo, el hogar y la fe. Pero nuestro Padre celestial nos ve de manera integral.
La Biblia muestra que Dios mantiene los cuerpos alimentados (Lc 12.29), las mentes sabias (Pr 2.6, 7) y los corazones tranquilos (Fil 4.7). Y puesto que los creyentes estamos unidos a Cristo por medio de su Espíritu, cada aspecto de nuestra existencia tiene una conexión espiritual. No hay un momento en el día en que la vida del cristiano se separe en componentes “sagrados” y “seculares”.
La Palabra de Dios subraya el compromiso del Señor con la totalidad de la persona de los creyentes: “Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad” (2 P 1.3 LBLA). Nunca debemos preguntarnos si Él es capaz de, o quiere, satisfacer nuestras necesidades. El-Shaddai, el Todopoderoso cuya bondad nunca cesa (Lm 3.22), nos da todo lo necesario, ya sea alimento, consolación, entendimiento y paz.
Nuestro amoroso Padre celestial ve la totalidad de la persona en sus hijos, en vez de seres físicos con una vida espiritual a un lado. Nos engañamos cuando pensamos que a Dios solo le interesan nuestras necesidades espirituales.
Señor amado, hoy me acerco a Ti con gratitud por Tu cuidado perfecto en cada aspecto de mi vida. Gracias porque no solo provees para mis necesidades espirituales, sino también para mi cuerpo, mente y corazón. Ayúdame a confiar plenamente en Tu provisión y a recordar que en Ti tengo todo lo que necesito para vivir con sabiduría, paz y plenitud. Enséñame a verte en cada área de mi existencia, sabiendo que nada escapa a Tu amor y propósito. En el nombre de Jesús, amén.