Versículo:
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Romanos 4:20-21
Comentario:
Sabemos que debemos confiar en el Señor, pero a veces eso puede parecer abrumador, ¿no es así? Dios no espera que tengamos una gran fe al instante. De hecho, a lo largo de los evangelios, el Señor Jesús fue al encuentro de las personas donde se encontraban: desde Tomás, para quien la fe dependía de ver las marcas de los clavos en las manos del Salvador, hasta el centurión, que creía que su criado podía ser curado con una palabra de Cristo (Jn 20.24-27; Mt 8.5-13). Y luego está Pedro, quien confió en el Señor lo suficiente como para salir de la barca, pero encontró que el viento y las olas eran demasiado fuertes como para continuar (Mt 14.28-31). En cada ocasión, el Señor solo mostró gracia y comprensión.
Aunque no es una progresión lineal, hay tres etapas básicas de la fe. Primero, hay la poca fe, que dice: “Sé que Él puede, pero no estoy seguro de que lo hará”. A medida que Dios demuestra que es digno de confianza, nuestra fe crece. Empezamos a enfocarnos más en Él que en nuestras circunstancias. Finalmente, debemos graduarnos de la fe perfecta, que dice: “¡Creo lo que Dios dice, así que voy a actuar!”.
¿Quiere usted hacer crecer su fe? Pase tiempo con Dios. Pídale que le ayude a confiar más. Cuando Pedro tuvo miedo de las olas, el Señor Jesús le extendió de inmediato la mano y lo agarró, y Él también hará lo mismo por usted.
Oración:
Señor, ayúdame a confiar en Ti sin reservas, aun cuando las circunstancias parezcan inciertas. Quiero crecer en mi fe, pasando de la duda a la confianza plena en Tus promesas. Enséñame a enfocarme en Tu fidelidad en lugar de en mis temores, y a recordar que siempre extiendes Tu mano para sostenerme. Que mi vida refleje la seguridad de que eres poderoso para cumplir todo lo que has prometido. En el nombre de Jesús, Amén.