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1 Timoteo 2
1 Timoteo 2 enfatiza que la vida cristiana debe estar marcada por la oración por todos, incluso por las autoridades, y por un deseo sincero de que todos conozcan a Cristo como Salvador y Mediador. También establece principios de orden y reverencia en la adoración pública, llamando tanto a hombres como a mujeres a vivir en santidad, modestia y sumisión a la voluntad de Dios, reconociendo los roles establecidos desde la creación.
Oraciones por Todos los Hombres (1 Timoteo 2:1-7)
Pablo exhorta a Timoteo a que, ante todo, se hagan oraciones, súplicas, intercesiones y acciones de gracias por todos, especialmente:
- Por los reyes.
- Por todos los que están en eminencia.
El propósito es que vivamos en paz, con piedad y dignidad, porque esto es bueno y agradable delante de Dios, quien desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad.
Se afirma que hay:
- Un solo Dios.
- Un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos.
Pablo fue constituido como predicador, apóstol y maestro de los gentiles en fe y verdad.
Instrucciones sobre la Conducta en la Adoración (1 Timoteo 2:8-15)
Para los hombres (v. 8):
- Deben orar en todo lugar, levantando manos santas,
- Sin ira ni discusiones.
Para las mujeres (vv. 9-15):
- Deben vestirse con modestia, pudor y buen juicio,
- No con lujo exagerado (peinados ostentosos, oro o vestidos costosos),
- Sino con buenas obras, como corresponde a mujeres piadosas.
Pablo instruye que:
- La mujer aprenda en silencio y sujeción.
- No permite que la mujer enseñe ni ejerza autoridad sobre el hombre.
La razón se remonta a la creación:
- Adán fue formado primero, luego Eva.
- Eva fue engañada y no Adán.
Sin embargo, la mujer será salva engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santificación con modestia.
Versículo clave de 1 Timoteo 2:
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres.” 1 Timoteo 2:1
Pablo comienza este capítulo instruyendo a Timoteo sobre la importancia de la oración intercesora. No se trata solo de orar por necesidades personales, sino de elevar súplicas y agradecimientos por todos los hombres, incluyendo líderes, autoridades y aquellos que aún no conocen a Dios. Esta práctica fortalece la unidad del cuerpo de Cristo y abre puertas para que el evangelio alcance más vidas.
Este pasaje nos recuerda que la oración es un arma poderosa y una expresión de amor. Dios desea que tengamos un corazón que intercede, que se preocupa por otros y que agradece continuamente. La oración no cambia solo las circunstancias, sino también a quienes oran.
Oración:
Señor, enséñame a orar con un corazón abierto, intercediendo por mi familia, mi comunidad, mis autoridades y aquellos que aún no te conocen. Que mi oración sea constante, sincera y llena de gratitud. Úsame como instrumento para bendecir a otros a través de la oración. En el nombre de Jesús, Amén.