Hebreos 2
Hebreos 2 nos muestra la profundidad del amor y humildad de Cristo:
- Se hizo humano,
- Se identificó con nosotros,
- Sufrió y murió por nosotros,
- Y ahora nos representa como nuestro fiel Sumo Sacerdote.
Nos advierte que no debemos ignorar ni descuidar la salvación que ha sido revelada con tanta claridad y poder.
Y nos consuela con la certeza de que Jesús, el que venció la muerte, está con nosotros en nuestras luchas, para socorrernos cuando somos tentados o afligidos. Él es nuestro hermano, nuestro Salvador y nuestro intercesor.
Exhortación a No Descuidar la Salvación (Hebreos 2:1-4)
El capítulo comienza con una advertencia solemne:
Debemos prestar mucha atención a lo que hemos oído, para no desviarnos. Si el mensaje dado por medio de ángeles (es decir, la Ley) tuvo consecuencias cuando fue desobedecido, ¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?
Esta salvación:
- Fue anunciada por el Señor.
- Confirmada por los que oyeron (testigos presenciales).
- Respaldada por milagros, señales y prodigios,
- Y por el testimonio del Espíritu Santo según su voluntad.
La Humillación y Exaltación de Jesús (Hebreos 2:5-9)
Aunque los ángeles tienen un papel importante, Dios no sujetó a ellos el mundo venidero, sino al Hijo del Hombre (Jesús). Citando el Salmo 8, el autor resalta que:
- Dios hizo al hombre un poco menor que los ángeles.
- Lo coronó de gloria y honra.
- Lo puso sobre las obras de sus manos.
Jesús fue hecho por un tiempo menor que los ángeles al hacerse humano, para gustar la muerte por todos, pero ahora está coronado de gloria y honra por causa de su sufrimiento.
Jesús: el Capitán de Nuestra Salvación (Hebreos 2:10-13)
Era apropiado que el autor de la salvación fuera perfeccionado por medio del sufrimiento, para así llevar a muchos hijos a la gloria.
Jesús y los creyentes son de un mismo origen, por eso no se avergüenza de llamarnos hermanos, y declara:
- «Anunciaré tu nombre a mis hermanos» (Salmo 22:22).
- «En Él confiaré.»
- «He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.»
Jesús Compartió Nuestra Naturaleza para Vencer a la Muerte (Hebreos 2:14-18)
Jesús participó de carne y sangre como nosotros, para:
- Destruir al que tenía el imperio de la muerte (el diablo).
- Librar a los que estaban esclavizados por el temor a la muerte.
Él no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham, es decir, a los humanos.
Por eso debía ser hecho semejante a sus hermanos en todo, para ser un:
- Sumo sacerdote misericordioso y fiel.
- Capaz de expiar los pecados del pueblo.
- Ayudador eficaz, porque Él también fue tentado y sufrió.
Versículo clave de Hebreos 2:
¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” Hebreos 2:3
Este versículo es una advertencia solemne y amorosa. El autor de Hebreos llama a la reflexión: si Dios ha hablado a través de su Hijo, y ha provisto una salvación tan grande —por medio de la vida, muerte y resurrección de Cristo—, ¿cómo podríamos ignorarla siendo ella un galardón del propio Señor? No se trata de un simple mensaje; se trata del regalo eterno de redención. Descuidarlo es faltar al amor de Dios por su creación.
Este pasaje nos exhorta a valorar, cuidar y responder con todo el corazón al mensaje del evangelio. La salvación no es algo que podamos tomar a la ligera, sino una gracia inmensa que merece nuestra entrega total.
Oración:
Señor, gracias por tan grande salvación que me has ofrecido en Cristo. Despierta en mí un amor ferviente, un corazón agradecido y una vida rendida completamente a Ti. Que nunca deje de valorar el precio que pagaste por mí. En el nombre de Jesús, Amén.