Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. (Santiago 1:19-20)
Señor, ayúdame a controlar la ira y el rencor de una decepción, de un maltrato o de cualquier situación que afecte mi paz y mi estabilidad. Dame la paciencia para controlar las provocaciones de aquellos que por alguna razón quieran verme fallar. Sé que te encuentras conmigo y me protegerás de cualquier mal.