Jeremias-17-8-dev

Raices Profundas

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Tiempo atrás, era vecino de un médico cuyo «hobby» era plantar árboles en el enorme patio de su casa. Era un pasatiempo normal, pero me llamaba la atención, de este en particular, que el Dr no regaba los arboles.

Cierto día, resolví preguntarle, la razón de tal curiosidad. Fue cuando, con un aire orgulloso, él me describió su fantástica teoría: «si regase sus plantas, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil; sin regarlas demorarán más pero sus raíces tenderían a migrar para encontrar los nutrientes en las capas más inferiores y profundas del suelo»

Así, según èl, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes a las intemperies.

Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca más volví a verlo.

Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a mi antigua residencia. Al aproximarme, noté un bosque que no había antes. ¡¡Mi antiguo vecino, había realizado su sueño!!.

La lección de este doctor, me dejó una enseñanza: Pedimos siempre a Dios tener facilidades, pero en verdad lo que necesitamos hacer es pedirle para desenvolver raíces fuertes y profundas, de tal modo que cuando las tempestades lleguen resistamos bravamente, en vez de que seamos subyugados y doblegados.

Él que confía en Dios, será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces. (Jeremías 17:8)