El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14:21)
Cuando estudiaba los versículos de hoy, me hallé culpable de no estar a la altura de las expectativas del Señor Jesús. Es fácil decir: “Señor, yo te adoro”, pero ha habido momentos en los que he usado estas palabras oponiendo resistencia al mismo tiempo a algo que Él estaba tratando de grabar en mi corazón. Es cierto el viejo dicho: las acciones hablan más fuerte que las palabras.
La medida de nuestro amor es la obediencia a las ordenanzas y a los preceptos de Dios. Obedecer sus instrucciones es tan importante, que Jesús hizo hincapié en este punto tres veces en el pasaje de hoy (vv. 15, 21, 23). Tampoco era un concepto nuevo para los discípulos. Estaban familiarizados con la conexión bíblica entre el amor y la obediencia (Neh 1.5; Dn 9.4). Dios ha subrayado siempre que la manera de mostrar nuestra devoción es haciendo lo que Él dice (Dt 8.11; 10.12; 13.3, 4).
Yo podría predicar mil sermones, y no amar a Dios. El compromiso a medias puede parecer muy apropiado a otros, pero el Señor sabe la diferencia. Los creyentes podemos levantar nuestras manos en adoración, servir con ahínco, apoyar a los misioneros, e incluso hablar como todo un gigante espiritual. Pero si no estamos obedeciendo los mandatos de Dios contenidos en su santa Palabra, lo más que le estamos demostrando es amor tibio. Las obras no prueban nada. Amar al Señor significa obedecerle.
Puede sonar duro, pero Si usted no obedece la Palabra de Dios, no ama al Señor. Él le dijo a Josué que meditara en la Escritura día y noche (Jos 1.8). Leo la Biblia cada día, porque esta es la única manera de mantenerme fiel y de demostrarle mi amor al Padre.
Palabra diaria: Señor, concédeme la disciplina para mantenerme fiel sirviéndote y siguiéndote conforme nos has enseñado mediante Tu Santa Palabra.
Más Palabra de Dios / Promesas y Obediencia:
Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15)
Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. (Juan 16:27)
Pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. (1 Juan 2:5)
25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:25-27)
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. (1 Juan 5:3)
6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. (2 Juan 6)
17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. (Apocalipsis 2:17)
3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. 4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5 por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. (Génesis 26:3-5)
12 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; 13 que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deuteronomio 10:12-13)