Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:14)
El éxito no se mide por los logros que tengamos en la vida sino por lo que hemos tenido que superar para llegar a donde estamos.
Recuerda siempre que Dios quiere que usted tenga éxito. El nos diseñó para ganar. Usted va a funcionar mejor y será más feliz cuando se mueva en pos de metas. Prosiga al blanco… como dice Pablo.
Señor, en tus manos pongo mis objetivos y proyectos. Guíame para centrarme en la meta principal, gloricarte cada día y seguir siempre los caminos de Tu Palabra. Amén.