(Lee al final el estudio un devocional de 1 Cronicas 6. Esperamos sea de bendición para ti.)
Resumen
El significado de 1 Crónicas 7 habla de las genealogías de las tribus restantes. Aunque las listas están incompletas y en algunos lugares son difíciles de seguir, parece que las tribus tratadas son Isacar (1 Crónicas 7:1-5), partes de Benjamín y Dan (6-12), Neftalí (13), la parte de Manasés no enumerada anteriormente (14-19; cf. 5:23-24), Efraín (20-29) y Aser (30-40).
Resúmen de versículos
7:1, 2 El total, en este contexto, se limitaba a los hijos de Tola. Sin sombra de duda, había otros miles de miembros de la tribu de Isacar en aquella época, descendientes de sus otros tres hijos (v. 1).
7.3, 4 Treinta y seis mil. Este parece haber sido el vástago de Uzzi (v. 3), el hijo de Tola (v. 2). Como el número es mucho mayor que 22.600 (v. 2), esto debe referirse a la población de algún tiempo mucho más lejano, tal vez fue justo antes de la época de la caída de Samaria en el 722 a.C. En esa época Isacar habría tenido su mayor contingente de población.
7,5 Este era el total de guerreros de Isacar en un momento dado, lo que también debe reflejar la población en su apogeo, algún tiempo antes del 722 a.C.
7.6-12 El cronista relató detalladamente las genealogías de Benjamín, pues el rey Saúl había sido benjaminita (1 Cr. 7.6-12; 8.1-40; 9.35-44). Saúl fue una figura importante a pesar de que su reinado terminó trágicamente. La complejidad de las genealogías bíblicas puede ilustrarse comparando la lista de los hijos de Benjamín en este pasaje con las de 1 Crónicas 8:1,2; Génesis 46:21; Números 26:38,39. Las discrepancias en ellos se deben probablemente a que los descendientes fueron enumerados según su grado de importancia en épocas pasadas.
7.13 La inusual brevedad de la genealogía en este versículo debe ser un reflejo de la minimización del tamaño y la importancia de Neftalí, que había sido el objetivo de las explotaciones asirias bajo Tiglat-Pileser III. La zona tribal de Neftalí fue específicamente señalada como objeto de las campañas asirias (2 Re 15,29). Hijos de Bilhah. Técnicamente, Neftalí era hijo de Bilha, la criada de Raquel (Gn 30.7,8). El hecho de que los hijos de Neftalí sean llamados, en este contexto, hijos de Bilha denota la flexibilidad y amplitud que tenía la palabra hijos y, en consecuencia, las propias genealogías. De hecho, los «hijos» de Bilha eran sus nietos. Este detalle también puede comprometer aquí la genealogía de Neftalí, pues Benjamín era hijo de Raquel, la amante de Bilha.
7.14 Manasés era hijo de José. La hija de Maquir se convirtió en la esposa de Hezrón, nieto de Judá, que llegó a unir a las tribus de Manasés y Judá (1 Cr. 2:21).
7.15-19 Si los Hupim y Supim de este versículo son los mismos que los del versículo 12, la tribu de Manasés y la de Benjamín se unieron mediante el matrimonio de Maquir con Maaca. Zelofehad, al parecer, era nieto de Galaad (Núm. 26:30-33). Este hombre no tenía hijos. Esta situación llevó a Moisés a anunciar la disposición de Dios sobre los derechos de herencia de las hijas en casos de esta naturaleza (Núm 36.1-9).
7.20-22 La genealogía de Efraín sigue a la de su hermano Manasés. El nombre Taath, al igual que Sutela, aparece dos veces, lo que ilustra la costumbre de poner a los hijos el nombre de sus abuelos o antepasados de generaciones aún más lejanas. Los hombres de Gat eran probablemente los filisteos anteriores a la conquista (Gn 21.32, 34; Ex 13.17). Dado que la historia implica específicamente a los hijos de Efraín y no sólo a la tribu de Efraín, este pasaje muestra que la familia de Jacob, antes del éxodo, no había perdido completamente el contacto con la tierra de Canaán.
7.23, 24 Beth-horon, el inferior y el superior. Tales localidades se encontraban en Efraín, cerca de la frontera con Benjamín.
7.25-27 El hecho de que hubiera nueve generaciones entre Josué, el famoso sucesor de Moisés, y Efraín (vv. 23-27) refuerza la idea de que la historia descrita en los versículos 21 y 22 ocurrió antes del éxodo.
7.28, 29 Hijos de José. Este pasaje deja claro que los versículos 28 y 29 incluyen las ciudades de Efraín y Manasés. Las de Bet-seán, Meguido, Taanac y Dor estaban situadas en Manasés.
7.30-39 Asher. Esta fue la última genealogía tribal en 1 Crónicas. Puede compararse con las genealogías de Aser en Génesis 46:17 y en Números 26:44-46.
7,40 Veintiséis mil. Este número de guerreros completa esta genealogía en tiempos de David, como leemos en el versículo 2.
Devocional:
Después él se llegó a su mujer, y ella concibió y dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Bería, por cuanto había estado en aflicción en su casa. (1 Crónicas 7:23)
La genealogía de Crónicas es una verdadera prueba de perseverancia. No podemos ignorar capítulos que nos dejan la preciosa lección de que Dios nos conoce por nuestro nombre y que nadie pasa inadvertido ante Él. Los registros genealógicos no son meras listas de nombres, sino una comprensión exacta del hecho de que no hay otro como usted y como yo. Por eso, el Señor nos llama por nuestro nombre a perseverar en el estudio diario de su Palabra.
Hoy me gustaría preguntarle si se deja reanimar por la Palabra. ¿Ha permanecido día a día examinando las Escrituras? Entonces usted ha sido un poderoso hombre de Dios. Y ciertamente, si usted es padre, ha sido cabeza de familia guiado por el Señor. La genealogía de las dos primeras tribus pone hoy el acento en los hombres valientes y en los jefes de sus familias. Según el diccionario, la palabra valiente significa «aquel que es valiente y valeroso, que presta atención cuando hay peligro». En otras palabras, eran valientes hombres de guerra. Pero también eran cabezas de familia. Y era allí, en el seno de la familia, donde se debía tener el mayor cuidado.
Quien no tiene tiempo para dirigir su hogar está perdiendo el tiempo. Ser cabeza de familia va mucho más allá de ser proveedor, hay que ser también, y sobre todo, sacerdote del hogar. En la primera carta de Pablo a Timoteo, encontramos esta verdad expresada muy claramente: «Si alguien no cuida de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo» (1 Tim.5:8). Esto es algo demasiado serio para ser leído. Necesitamos vivir el evangelio, en primer lugar, dentro del hogar.
Dios quiere dar valor y coraje a todo aquel que, con fe, tome las riendas de su familia, para que sus hijos no pasen por lo que pasó Efraín. Cuando mataron a dos de sus descendientes porque robaron el ganado de los hombres de Gat, Efraín lloró por sus hijos durante muchos días, hasta el punto de que sus hermanos tuvieron que ir a consolarlo. Y para empeorar las cosas, llamó a su otro hijo Beriá, «porque las cosas iban mal en su casa» (v.23). Era como si hubiera mirado al niño con aire de desaliento y hubiera dicho: – ¡Ah, su nombre será «casa miserable»!
Por desgracia, este triste relato ilustra la realidad de la mayoría de las familias modernas. Hay familias y más familias en las que las cosas van mal. Carecen del conocimiento que salva y libera. Porque así dice el Señor: «Mi pueblo está siendo destruido porque carece de conocimiento» (Os.4:6). No se trata sólo de un conocimiento teórico de la Palabra, sino, a través de la Palabra, de conocer al Señor. Entonces se preservará a los niños, se blindará el matrimonio y cada miembro del hogar comprenderá su verdadero papel en la familia y la importancia de ésta para la sociedad.
Este es el orden correcto de los factores de la vida:
– Primero: Dios;
– Segundo: Familia;
– Y el resto será guiado por el Espíritu Santo.
El cierre del capítulo nos muestra otra perla preciosa. Además de los hombres valientes y los cabezas de familia, entra en escena otra característica: los elegidos (v.40). La elección espiritual es un dúo. Por un lado Dios, y por otro usted. Dios no le elige a usted porque usted le haya elegido a Él. Dios ya le ha creado como un elegido, pero la decisión es suya de aceptar o no esta elección de amor. Hemos sido elegidos para la salvación, pero también para ser conductos de salvación. Y esta obra debe comenzar dentro de nuestro hogar, mediante la transmisión del conocimiento de Dios de padres a hijos, como está escrito: «Se las enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Dt.6:7). Esto no significa que estemos exentos de problemas, sino que, con Dios, hay una solución para ellos.
Que mi genealogía y la suya no tengan la interrupción que tuvo en Efraín, sino la confirmación que tuvo en Isacar y Benjamín, y, como en Asher, la voluntad de actuar como un elegido del Señor. Clamemos a Dios por su favor, creyendo que Él completará lo que está fuera de nuestro alcance realizar. Y si no hemos hecho bien nuestros «deberes», que creamos en Jesucristo y en su gracia que lo restaura todo, «y te salvarás tú y tu casa» (Hechos 16:31). ¡Vigilemos y recemos!
¡Feliz día, valientes cabezas de familia, elegidos del Señor!
Oración:
Señor que en el seno de mi familia todos procuren buscarte, seguirte y servirte y que pueda yo con sabiduría traer a Tus caminos a aquellos miembros de mi hogar que todavía no te hallan encontrado. Todo ello Te lo Pido, En El Nombre de Jesús, Amén.