Biblia Devocional en 1 Año: 2 Corintios 10

Publicado por

2 Corintios 10

2 Corintios 10 nos recuerda que la verdadera autoridad viene de Dios, no de la apariencia externa ni de la aprobación de los hombres. Nos anima a usar armas espirituales, como la oración y la Palabra de Dios, para derribar argumentos y pensamientos contrarios a la fe. También nos exhorta a no compararnos con otros, sino a enfocarnos en cumplir la misión que Dios nos ha dado.

La Humildad y la Autoridad de Pablo (2 Corintios 10:1-6)

Pablo comienza apelando a los corintios con humildad y mansedumbre en Cristo. Algunos lo acusan de ser «valiente en sus cartas, pero débil en persona». Él responde que no pelea según la carne, porque las armas de nuestra guerra no son carnales, sino poderosas en Dios para derribar fortalezas.

Explica que el evangelio destruye argumentos y altiveces que se levantan contra el conocimiento de Dios, llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo.

La Defensa del Ministerio de Pablo (2 Corintios 10:7-11)

Pablo les pide que miren más allá de las apariencias. Dice que, aunque parece débil, su autoridad viene de Cristo. No usa su autoridad para dominar, sino para edificar.

Algunos lo critican diciendo que sus cartas son duras, pero su presencia es «débil». Pablo advierte que actuará con la misma autoridad cuando esté con ellos, si es necesario.

No Compararse con los Demás (2 Corintios 10:12-18)

Pablo rechaza la práctica de compararse con otros predicadores. Él no se mide con estándares humanos, sino con la obra que Dios le ha encomendado.

Dice que su labor es predicar donde Cristo no ha sido anunciado, sin jactarse en el trabajo de otros. Al final, lo que importa no es la aprobación humana, sino la aprobación del Señor.

Versículo clave de 2 Corintios 10:

«Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.» 2 Corintios 10:4

Este versículo nos recuerda que nuestra lucha como creyentes no es contra personas ni contra circunstancias físicas, sino contra fuerzas espirituales que intentan alejarnos de Dios. Pablo enfatiza que las armas que tenemos no son humanas, sino espirituales y poderosas, capacitadas por Dios para derribar cualquier obstáculo que se levante contra Su verdad.

Este pasaje nos enseña que no debemos confiar en nuestras propias fuerzas, sino en las herramientas que Dios nos da: la oración, la Palabra, la fe y el poder del Espíritu Santo. Con estas armas podemos resistir la tentación, vencer el engaño y mantenernos firmes en nuestra fe.

Oración:

Señor, gracias porque en Ti tengo armas espirituales poderosas para vencer todo obstáculo que se levante contra mi fe. Ayúdame a usarlas con sabiduría y a confiar en tu poder para derribar fortalezas en mi vida. Enséñame a luchar con oración y fe, recordando que la victoria está en Ti. En el nombre de Jesús, Amén.