(Lee al final el estudio un devocional de 2 Crónicas 11. Esperamos sea de bendición para ti.)
Resumen
El sentido de 2 Crónicas 11 habla del reinado de Roboam. La provocación para ir a la guerra con las tribus que se sublevaron fue grande.
Resúmen de versículos
2 Crónicas 11
11.1 – Poco después de la división del reino, la tribu de Benjamín se unió a Judá para formar el Reino del Sur, lo que resulta irónico porque Saúl era benjamita. Sin embargo, los benjaminitas habían mostrado gran lealtad a David muchos años antes (2 Sam 19.16-20,40-43), y Benjamín también estaba más cerca geográficamente de Judá que las tribus del norte.
11.2-4 – Al igual que Natán, Aías e Iddo (2 Cr. 9.29), Semaías también era un profeta escritor. El escritor del libro de las Crónicas dependió de los relatos de Semaías para parte de la información (2 Cr. 12.15).
11:5-12 – Ciudades por fortaleza. Abandonando una estrategia ofensiva, Roboam decidió defender el pequeño reino que aún tenía construyendo fortificaciones por toda su tierra. Se extendían desde Ajalón en el norte (2 Crón. 11:10) hasta Zif en el sur (v. 8) y desde Tecoa en el este (v. 6) hasta Gat en el oeste (v. 8).
11:13,14 – Su territorio. Aunque Israel y Judá se habían separado en dos reinos, los sacerdotes y levitas de Israel apoyaban a Judá. Una razón para ello era que sabían que Roboam era descendiente de David y, por tanto, heredero de la promesa de Dios a David (1 Re 12:25-33).
11.15 – Los ídolos eran los becerros de oro que Jeroboam había erigido en Betei y Dan.
11.16 – Desde que los líderes religiosos legítimos abandonaron Israel, los adoradores de Dios en el Reino del Norte ya no podían rendir culto con la conciencia tranquila, así que peregrinaban a Je rusalén tres veces al año (1 Re 12.27,32,33).
11.17 – El programa de Jeroboam para establecer una nueva estructura religiosa en Israel parece haber durado al menos tres años. Mientras tanto, la peregrinación de los israelitas religiosos del norte a Jerusalén fortaleció a Roboam y debilitó a Jeroboam (1 Re 12,27).
11:18,19 – Mahalat pudo haber sido bisnieta de David. Roboam era nieto de David, por lo que en este caso tal matrimonio se produjo dentro de la familia real más amplia.
11.20 – Las pretensiones de legitimidad de Roboam ganaron más apoyo con su matrimonio con Maaca, hija de Absalón y nieta de David. Abías, hijo de Maaca y Roboam, sucedería a su padre a su debido tiempo (2 Cr. 12:16).
11.21,22 – Roboam nombró a su hijo Abías nuevo rey para asegurar una sucesión sin problemas tras su muerte. Probablemente Abías sirvió bajo Roboam o a su lado, al igual que Salomón lo hizo bajo David (1 Cr. 23.1).
11.23 – En el contexto, la expresión prudencia utilizada está relacionada con la forma en que Roboam trataba a sus numerosos hijos. Había seleccionado a uno de ellos para ser rey y, para apaciguar al resto, les dio importantes encargos en todo el reino. Los «mimos» se extendieron a generosas cantidades de propiedades y grandes harenes.
Devocional:
Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón. (2 Crónicas 11:17)
Israel estaba dividido y las consecuencias de esa separación seguirían causando mucho dolor al pueblo de Dios. El hecho de que Dios afirme que lo hizo Él mismo (v. 4) no significa que fuera Su voluntad dividir a la nación elegida. Sino que nuestras malas elecciones combinadas con motivaciones egoístas causan efectos destructivos.
A pesar de saber que Adán y Eva pecarían, Dios siguió adelante con su plan de creación porque, de antemano, ya había establecido el plan de salvación. Lo que nos dice que no era el plan de Dios que hubiera un Israel del norte y un Israel del sur, sino que Él permite que nuestros errores sigan su curso para darnos la prueba incontrovertible de que obedecer la Palabra de Yahveh (v.4) es el mejor camino a seguir, ¡SIEMPRE!
Jeroboam no tardó en olvidarse del SEÑOR y llevar al pueblo al mismo precipicio. Pero algunos decidieron permanecer fieles a Dios, «los que pusieron su corazón en buscar al SEÑOR Dios de Israel» (v. 16), y así lo hicieron durante tres años. Aceptar a Dios es fácil, amados. Permanecer en Él es difícil. Porque aceptar sólo requiere un sí. Permanecer requiere un sí a cada instante, a cada victoria y a cada dificultad. Permanecer requiere una entrega diaria y una dependencia total.
Buscar al SEÑOR con todo nuestro corazón debe ser nuestra prioridad constante. ¿De qué sirve servir a Dios durante tres años, o diez, o veinte, y acabar los días sin Él? Lo que nos deja muy claro que todo lo que hacemos, todas nuestras buenas obras, nada de eso nos hace merecedores de la salvación. No hay una cuenta en el Cielo donde Dios esté registrando nuestras buenas obras y si superan a las malas, entonces recibiremos un vale para entrar en el Cielo.
O permanecemos con Dios y confiamos en su gracia, o caemos en la trampa de que podemos hacer algo para salvarnos. Sólo a través de la comunión diaria y la vida práctica, podemos recibir de lo alto el vigor espiritual para vivir TODA nuestra vida buscando al SEÑOR con TODO nuestro corazón. Entonces, como Semaías, seremos llamados hombres y mujeres de Dios (v.2); y actuaremos con prudencia (v.23) no sólo una vez, sino que seguiremos creciendo en prudencia (Ver Proverbios 9:9).
Oración:
Señor, cada día renueva en mi el deseo de buscarte contínuamente y seguir Tus caminos, y cuando las dificultades y las pruebas siembren en mi la duda o el temor sobre aquello que pueda pasar, fortalece mi confianza y mi fe en Ti, para que me mantenga firme, obrando para Tu gloria y sirviéndote, con la total certeza de que me librarás de todo lo malo y me llevarás a la victoria, Padre, sin importar las circunstancias, porque Tú eres mayor que todas ellas. En el Nombre de Jesús, Amén.