(Lee al final el estudio un devocional de Deuteronomio 32. Esperamos sea de bendición para ti.)
Resumen
En este capítulo 32, tenemos: I. El canto que Moisés, por designación de Dios, entregó a los hijos de Israel, como una advertencia permanente para que tuvieran cuidado de no abandonar a Dios. Esto ocupa la mayor parte del capítulo, donde también encontramos: I. El prefacio, vv. 1, 2, 2. 2. El elevado carácter de Dios y, en oposición a éste, el carácter malvado del pueblo de Israel, vv. 3-6. Una repetición de las grandes cosas que Dios había hecho por ellos, y, en oposición a esto, un relato de su mal comportamiento hacia Él, vv. 7-18. 4. Una predicción sobre los juicios devastadores y destructivos que Dios traería sobre ellos por sus pecados. Una promesa de la destrucción de sus enemigos y opresores al final, y la liberación gloriosa del remanente de Israel, vv. 36-43. II. La exhortación con la que Moisés les entrega este cántico, vv. 41-47. III. Las órdenes que Dios da a Moisés, de subir al monte Nebo y morir, vv. 48ss.
Comentarios
El último cántico de Moisés
Como la lluvia beneficia a la hierba joven, así las palabras de Moisés deben beneficiar a Israel. Como una roca, Dios le dio a Israel protección y estabilidad; y como su Padre, le dio un lugar de honor entre las naciones y una tierra como herencia; pero por su obstinado egoísmo se arruinaron y deshonraron a su Padre (Deuteronomio 32:1-9).
Dios cuidó de Israel con amor y ternura, dando a su pueblo todo lo que necesitaba para una vida de satisfacción; pero en lugar de darle las gracias, lo trataron con desprecio. En lugar de adorarle, adoraron a otros dioses. Por eso, en su justa ira, Dios los castigó (Deuteronomio 32:10-25).
Sin embargo, Dios no permitiría que la nación fuera completamente destruida para que la gente pensara que ellos, y no Dios, controlaban el destino de Israel. Si tuvieran algún entendimiento, estas naciones se darían cuenta de que no podrían tener ninguna victoria sobre Israel a menos que Dios lo permitiera. El Dios de Israel era justo y poderoso; los dioses de los enemigos eran malos, inmorales y crueles (Deuteronomio 32:26-33).
Gobernante supremo
El Señor seguía siendo el gobernante supremo. Incluso cuando utilizaba otras naciones para castigar a su pueblo, también castigaba a esas naciones, junto con sus dioses, por su propia maldad. Entonces Israel también vería la inutilidad de los falsos dioses. Volverían al Señor, y él los sanaría (Deuteronomio 32:34-43).
El pueblo debía memorizar y cantar esta canción, para que les recordara que debían cumplir la ley de Dios y les advirtiera de lo que sucedería si la ignoraban. Dios les dio la ley para su bien, y al cumplirla disfrutarían de la vida en la tierra que les había dado (Deuteronomio 32:44-47).
Tal como Dios había anunciado antes, había llegado la hora de la muerte de Moisés (Deuteronomio 32:48-52; véase Números 27:12-14)
Devocional:
Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa. (Deuteronomio 32:3-5)
La canción de Moisés; ¡qué poderoso mensaje! Los hijos de Israel están finalmente listos para entrar en la Tierra Prometida. Estos son los hijos de Moisés: los ha visto crecer, ha soportado sus lamentos, ha suplicado a Dios en su favor y los ha guiado obedientemente según las instrucciones de Dios. Como un padre cariñoso, sabiendo que ya no estará con ellos para guiarlos y animarlos, les ofrece sus últimos consejos, en forma de canción, para que puedan retener fácilmente las palabras en su memoria.
Moisés desea desesperadamente que el pueblo elegido tenga éxito, y que no abandone a su Dios, que los había conducido hasta allí, pero también conoce bien a ese pueblo. ¡Cuántas veces ha sido testigo de sus fracasos! ¡Cuántas veces se ha alegrado de su fiel obediencia a Dios! Les recuerda su historia y les ordena que cuenten las historias del desierto a sus hijos, de generación en generación, para que tengan la absoluta certeza de que si permanecen fieles serán bendecidos.
Puede ser fácil que no reconozcamos el poder de Dios trabajando en nuestras vidas hoy si no recordamos la evidencia pasada de su trabajo. ¡Que todos nos decidamos a compartir nuestras historias personales de cómo Dios nos ha guiado para fortalecer la fe de las futuras generaciones!
Oración:
Señor, que reconozca hoy y siempre, y en cada paso que dé el poder del trabajo que diariamente realizas en mi vida; aún cuando no pueda percibirlo directamente que sea siempre consciente de que Tu presencia es constante en mi avance y que de ella estoy siendo transformado, pulido, cambiado en mi carácter, en mi forma de ser, a imagen y semejanza del hijo o hija que deseas que me convierta, siempre para Tu honra y gloria.