(Lee al final el estudio un devocional de Éxodo 36. Esperamos sea de bendición para ti.)
Éxodo 36 describe el trabajo de construcción del tabernáculo, pero este pasaje también es rico en ideas sobre el liderazgo y el ministerio de la iglesia en el contexto de la iglesia del nuevo pacto de Jesucristo.
En primer lugar, el texto aclara que no sólo Bezalel y Oholiab tienen una gran habilidad, inteligencia, conocimiento y destreza para hacer todo lo necesario para la construcción de todo el tabernáculo -trabajar el oro, la plata, el bronce, la piedra y la madera (Ex. 35:31-33)- sino también que Jehová había llenado a ambos con el Espíritu de Dios (Ex. 35:31).
El trabajo de construcción del tabernáculo no fue meramente artesanal, sino que Dios mismo estuvo íntimamente involucrado en esta obra por medio del Espíritu Santo. Y de ahi la gran lección de Éxodo 36: que no hay una sola parte del ministerio -ni siquiera los proyectos de construcción- que podamos realizar fielmente apartados del Espíritu de Dios.
En segundo lugar, Bezalel era de la tribu de Judá (Éxodo 35:30) y Oholiab era de la tribu de Dan (Éxodo 35:34); en otras palabras, estos artesanos no eran levitas. Además, Éxodo 36:1 deja claro que El Señor también llamaba a otros artesanos para que participaran en la construcción del tabernáculo: «y a todo varón sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella».
En tercer lugar, Dios no sólo había inspirado a Bezalel y Oholiab para que dirigieran a este grupo de personas dotadas de habilidad e inteligencia (y cuyos corazones había movido El Señor; Ex. 36:2) para que hicieran el trabajo, sino que también los llamó específicamente para que enseñaran (Ex. 35:34) a las demás personas a cómo hacer este trabajo.
Esto nos recuerda el encargo de Pablo a Timoteo en 2 Timoteo 2:2: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» Pablo había enseñado a Timoteo personalmente el evangelio de Jesucristo, y aquí explica que el propio llamado de Timoteo como pastor era enseñar a otros líderes de la iglesia de forma que estos pudieran también, transmitir el evangelio a otras personas. De allí, que el entrenamiento personal para el ministerio es el método que Dios ha establecido para levantar nuevos líderes en cada generación sucesiva.
Mientras Dios construye su templo del nuevo pacto en la iglesia, Éxodo 36 nos ofrece sabiduría práctica. No podemos ser la iglesia sin la presencia del Espíritu Santo. Necesitamos las contribuciones de todos para ser la iglesia que Dios nos ha llamado a ser, y debemos centrarnos en la formación de la próxima generación para un ministerio fiel.
Devocional:
Así, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas las cosas que ha mandado Jehová. (Éxodo 36:1)
Siguiendo con el tema de las contribuciones, lo que más me llama la atención del capítulo 36 del Éxodo es la transparencia en la gestión de los recursos materiales enviados por el pueblo. Moisés tenía una noción clara de lo que sería necesario para la ejecución del proyecto y, una vez que había obtenido lo suficiente para que se ejecutara la obra, ordenó al pueblo que dejara de contribuir (vv.6,7). Esta actitud nos sirve de ejemplo a nosotros, que hoy también administramos recursos procedentes de la generosidad de los fieles.
Cuando hay transparencia y coherencia en la recaudación y el uso de los recursos, el pueblo de Dios está satisfecho. Pero cuando la recaudación es indiscriminada y el uso es oscuro, esto genera desconfianza y escándalo. Que el Señor nos dé la gracia de saber administrar correctamente lo que nos ha confiado, que la gestión económica de las comunidades cristianas sea ética y coherente, y que el acto de contribuir se vea alentado por el ejemplo que damos de honestidad y transparencia con los recursos obtenidos.
Oración:
Señor, que sepa administrar los recursos que pones a mi disposición de forma sabia y siempre para gloria de Tu Reino y bendición no solo propia sino de aquellos que necesitados se crucen en mi camino.