(Lee al final el estudio un devocional de Génesis 42. Esperamos sea de bendición para ti.)
Génesis 43 recoge la segunda visita de los hermanos de José a Egipto. El estudio bíblico de Génesis 43 revela cómo José acogió a sus hermanos sin que éstos supieran que se trataba del joven que habían vendido a los ismaelitas.
El esquema de Génesis 43 puede organizarse como sigue:
La segunda visita de los hermanos de José a Egipto (Génesis 43:1-14).
La llegada de los hermanos de José a Egipto (Génesis 43:15-30).
La comida en casa de José (Génesis 43:31-34).
La segunda visita de los hermanos de José a Egipto (Génesis 43:1-14).
Génesis 43 comienza informando de la crisis de hambre que persistía en toda la tierra de Canaán (Génesis 43:1). Así que cuando la familia de Jacob terminó de consumir el grano que habían traído de Egipto, Jacob ordenó a sus hijos que bajaran de nuevo a Egipto para comprar más alimentos (Génesis 43:2).
Pero ante la orden de Jacob, Judá respondió que si no llevaban a su hijo menor Benjamín con ellos a Egipto, no podrían ser atendidos por el gobernador egipcio que controlaba la venta de grano. Jacob estaba profundamente apenado por todo esto, pues temía por la vida de Benjamín. Judá explicó que el gobernador egipcio les preguntó si su padre seguía vivo y si tenían otro hermano. Respondieron con la verdad, pues nunca hubieran podido imaginar que el gobernador exigiría que su hermano menor fuera llevado a Egipto (Génesis 43:3-7).
Sin embargo, Judá se responsabilizó de Benjamín y aseguró a Jacob que cualquier daño que le ocurriera podría serle imputado (Génesis 43:8-10). Aquí podemos ver que Judá se hizo responsable de sus hermanos en lugar del primogénito Rubén. Esto es una confirmación más de que Rubén había perdido efectivamente su protagonismo en la familia de Jacob. Aunque los privilegios del primogénito se concedieron a José, Judá se convertiría en el patriarca de la tribu real de Israel, de la que saldría la descendencia del rey David y, en consecuencia, el Mesías (cf. Génesis 49:10).
Como no había otro camino, Jacob tuvo que autorizar a Benjamín a ir a Egipto. Sin embargo, de antemano dio instrucciones a sus hijos para que llevaran a Egipto las cosas más preciadas que tuvieran para ofrecerlas como regalo a José; además de llevar también el dinero doble y el que se había devuelto junto con el grano (Génesis 42:25).
Como todo esto, Jacob tenía miedo. Así que rezó para que el Dios Todopoderoso -en el Shadday original- tuviera piedad de sus hijos ante el gobernador de Egipto, y para que liberara a Simeón, que había sido encarcelado en Egipto, y dejara que Benjamín regresara a la tierra de Canaán (Génesis 43:14).
La llegada de los hermanos de José a Egipto (Génesis 43:15-30)
Los hermanos de José hicieron todos los preparativos, cargaron sus burros y partieron hacia Egipto. Al llegar a Egipto se presentaron directamente a José. Cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, ordenó a su criado que los llevara a todos a su casa para comer con él al mediodía (Génesis 43:15,16).
Sin embargo, los hermanos de José tenían miedo, porque cuando fueron conducidos a la casa de José, pensaron que el gobernador de Egipto los acusaría y los haría esclavos (Génesis 43:18). Incluso fueron a ver al mayordomo de José y le dijeron que, aunque habían comprado víveres la primera vez, todo el dinero que habían pagado apareció de nuevo con el grano que llevaron a la tierra de Canaán. Su objetivo era dejar muy claro que eran inocentes en todo aquello (Génesis 43:20-22).
Entonces, el mayordomo de José les tranquilizó diciéndoles básicamente que todo formaba parte de la providencia de Dios, lo que quizá indica que el mayordomo también había llegado a la fe en el Dios de Israel. El mayordomo también les trajo a Simón, que había sido encarcelado. Entonces todos fueron a la casa de José y esperaron a éste, que llegaría al mediodía (Génesis 43:23-25).
Cuando José llegó a su casa, sus hermanos le llevaron rápidamente los regalos que tenían en mano y se postraron ante él. También aquí vemos el cumplimiento de los sueños de José (Génesis 37:5-11). Sus hermanos ya se habían inclinado en señal de sumisión ante él en su primera visita a Egipto (Génesis 42:6); pero ahora se inclinaban ante José no sólo en señal de sumisión, sino en honor a él.
José preguntó a aquellos hombres si su padre aún vivía, y ellos respondieron afirmativamente. Entonces José puso sus ojos en Benjamín y lo saludó de manera especial: «Que Dios te dé la gracia, hijo mío» (Génesis 43:29). Aquí conviene recordar que Benjamín era el hermano legítimo de José tanto por parte de padre como de madre. José estaba muy emocionado en ese momento, y rápidamente buscó un lugar para llorar fuera de la vista de sus hermanos (Génesis 43:30).
La comida en casa de José (Génesis 43:31-34)
Después de contenerse, José volvió al entorno donde estaban sus hermanos y ordenó que se sirviera la comida. Los hermanos de José fueron atendidos por separado de los egipcios. Génesis 43 dice que «no era lícito que los egipcios comieran pan con los hebreos, porque es una abominación para los egipcios» (Génesis 43:32).
Los egipcios no tenían la costumbre de compartir las comidas con los extranjeros. Además, la cuestión es que los hebreos tenían prácticas alimentarias muy diferentes a las de los egipcios. Comieron la carne de animales que en Egipto se consideraban sagrados (cf. Génesis 46:34).
A los hermanos de José se les asignaron asientos en el orden de su nacimiento. Evidentemente, no entendían cómo era posible y se asombraban (Génesis 43:33).
Finalmente, los hermanos de José recibieron sus porciones. Cabe destacar que la ración de comida de Benjamín era cinco veces superior a la de los demás. Algunos comentaristas entienden que esta muestra de favoritismo a favor de Benjamín pretendía poner a prueba a sus hermanos en cuanto al comportamiento envidioso que habían mostrado años atrás contra el propio José. Pero el texto bíblico revela que esa situación no parece haber provocado los celos de los hermanos de José, ya que éstos festejaron con él (Génesis 43:34).
Sea como fuere, lo que queda claro en Génesis 43 es que, a través de José, el Señor actuó en aquella familia dividida por el comportamiento faccioso de la envidia. Ahora la paz descansaba sobre la familia del pacto.
Devocional:
El hambre era grande en la tierra; y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento. (Génesis 43:1-2)
La hambruna en la tierra se agravó cada vez más. Llegó el momento en que los hermanos de José regresaron a Egipto para comprar alimentos de nuevo. Sin embargo, según las instrucciones dadas por José, debían llevar a su hermano menor Benjamín con ellos para que Simeón pudiera ser liberado de la prisión. Su objetivo era claro: ver si serían leales al más joven, o si lo tratarían con desprecio, como a él.
Lo que más me llama la atención de Génesis 43 es el regalo que Jacob envía a José, aunque no sabía que era su hijo: los manjares eran exactamente los mismos que los de la caravana ismaelita que lo llevó cautivo (Gn 37). Aquí había un mensaje celestial: «José, te estoy vigilando desde el primer momento de esta tribulación. No estás solo». Tampoco estás solo. Estamos vigilados por un Dios soberano y omnipotente. Aunque nos ocurra alguna fatalidad, estamos para siempre con el Dios que nos ama. No tengas miedo. ¡Está contigo!
Génesis 43 me inspira a notar signos de gracia en las más pequeñas circunstancias de mi vida.
Oración:
Señor, que pueda notar aún en lo más simple y sencillo de la vida, los signos de gracia que nos entregas para que podamos dar cuenta y honrar Tu inmensa gloria y misericordia.