Biblia Devocional en 1 Año: Génesis 44

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(Lee al final el estudio un devocional de Génesis 42. Esperamos sea de bendición para ti.)

Génesis 44 recoge la continuación del segundo encuentro entre José y sus hermanos. El estudio bíblico de Génesis 44 sigue hablando de cómo José planeó arrestar a sus hermanos en Egipto. Este plan era parte del objetivo de José para probar la fidelidad de esos hombres.

El esquema de Génesis 44 puede organizarse como sigue:

El plan de José para detener a sus hermanos (Génesis 44:1-5).
Los hermanos de José se sorprenden por la acusación (Génesis 44:6-13).
La defensa de Judá (Génesis 44:14-22).
Judá se pone en el lugar de Benjamín (Génesis 44:23-34).

El plan de José para detener a sus hermanos (Génesis 44:1-5)

El Génesis 44 comienza con José de Egipto ordenando a su mayordomo que dé toda la comida que sus hermanos puedan llevar. Pero también debía poner en la boca de cada saco de grano el dinero referido a la cantidad a pagar por las vituallas (Génesis 44:1). Además, José también ordenó que su copa de plata fuera colocada en el saco de comida para su hermano menor Benjamín (Génesis 44:2).

El siervo de José hizo todo lo que se le ordenó. Por la mañana, cuando ya era de día, los hermanos de José se despidieron y salieron de la ciudad de Egipto. Pero antes de que se distanciaran, José ordenó a su mayordomo que fuera tras ellos y les interrogara sobre su copa. José ordenó a su mayordomo que dijera: «¿No es ésta la copa que mi señor usa para beber y para adivinar? Has cometido una gran maldad». (Génesis 44:5).

La adivinación relacionada con la copa se refiere a una práctica llamada «hidromancia». Esta práctica era común en el antiguo Oriente Próximo, donde una persona utilizaba un recipiente con agua para hacer predicciones y adivinaciones.

Esta declaración era sólo una parte del plan de José. Fue un argumento que puso dramatismo al interrogatorio y dejó claro a los hermanos de José que esa copa era un objeto de valor. Por lo tanto, esto no significa que José practicara la hidromancia. Todo lo contrario. La Biblia deja muy claro que las revelaciones que recibió José procedían únicamente del Señor (cf. Génesis 41).

Los hermanos de José se sorprenden por la acusación (Génesis 44:6-13)

El mayordomo egipcio alcanzó a los hermanos de José y les contó todo lo que había ordenado el propio José. Entonces se sorprendieron y argumentaron que nunca harían algo así. Explicaron que habían actuado honestamente cuando se dieron cuenta de que el dinero para las vituallas había sido devuelto dentro de los sacos de grano cuando visitaron Egipto por primera vez. Así que cuando regresaron, volvieron a traer esa cantidad. Así que no había razón para que robaran nada de valor de la casa de José (Génesis 44:6-9).

Los hermanos de José estaban muy seguros de que eran inocentes y de que todo se aclararía. Así que dijeron que si la copa robada se encontraba con alguno de ellos, la persona podría ser asesinada y el resto serían esclavos de José.

Pero el mayordomo de José dijo que sólo el que tuviera la copa sería esclavo, y que el resto sería irreprochable (Génesis 44:10). Aquí está claro que la prueba de José era para comprobar la actitud de sus hermanos ante la posibilidad de que Benjamín se convirtiera en esclavo. Obviamente, esto tenía que ver con el hecho de que años antes esos mismos hermanos habían convertido a José en un esclavo al venderlo a comerciantes ismaelitas (Génesis 37:26,27).

Uno a uno, los hermanos de José pusieron su saco de comida para que lo examinaran. El mayordomo comenzó a buscar en el saco de comida del hermano mayor hasta llegar al hermano menor. Entonces, en el saco de comida de Benjamín, se encontró la copa (Génesis 44:12).

El texto bíblico dice que cuando vieron que la copa estaba con Benjamín, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras. Esto significa que estaban profundamente angustiados. Esta actitud era también una expresión de su amor por su hermano menor y por su propio padre, que sufriría terriblemente si algo malo le sucedía a Benjamín. Así, con los asnos cargados, regresaron a la ciudad egipcia (Génesis 44:13).

La defensa de Judá (Génesis 44:14-22)

Cuando llegaron a la casa de José, sus hermanos se postraron ante él (Génesis 44:14). Era una actitud que expresaba que reconocían la superioridad de José y al mismo tiempo imploraban su misericordia.

José los interrogó sobre lo que había sucedido, y los hermanos de José se ofrecieron a servirle como sirvientes. Pero José insistió en que sólo sería su siervo aquel en cuyo equipaje se encontrara su copa. Los demás volverían a la casa de su padre (Génesis 44:15-17). Había llegado el momento del plan de José. Ese era el momento para que los hermanos de José demostraran si habían cambiado o no; si serían egoístas o expresarían amor por su padre y lealtad a su hermano.

Fue en ese momento cuando Judá se acercó a José y comenzó la defensa de Benjamín. Es notable el liderazgo ejercido por Judá en este episodio en representación de sus hermanos. Algunos comentaristas ven en esta actitud una prefiguración del liderazgo que fue confiado por Dios a la tribu de Judá en la época de la monarquía en Israel.

En su defensa, Judá reconoció la posición exaltada de José y, lo que es más importante, comprendió que Dios estaba juzgando la iniquidad que habían cometido con respecto a su anterior trato de José (Génesis 44:16,18).

Judá también explicó a José que nunca podría volver a la casa de su padre sin su hermano menor. Esto se debió a que su padre ya había sufrido mucho por la muerte del hermano mayor de Benjamín -en este caso el propio José- y no podía soportar perder al último hijo de la mujer que amaba. Judá dejó claro que si Benjamín no regresaba a la casa de su padre, Jacob bajaría a la tumba con dolor (Génesis 44:18-22).

Judá se pone en el lugar de Benjamín (Génesis 44:23-34)

Como parte de su defensa, Judá dijo además a José que se había puesto como fiador de su hermano y había asegurado a su padre que nada malo le ocurriría a Benjamín. Así que Judá propuso a José que se quedara como esclavo en Egipto en lugar de Benjamín, para que el hermano menor pudiera volver sano y salvo con su padre (Génesis 44:23-34). Sin duda, este Judá ya no se parecía a aquel Judá que vendió a su propio hermano como esclavo (Génesis 37).

Muchos estudiosos interpretan que la abnegación y el amor sacrificado de Judá tipifican lo que haría el miembro más ilustre de la tribu de Judá. En su expiación vicaria, Cristo tomó el lugar de los pecadores culpables. Génesis 44 termina en ese punto, preparando el escenario para el gran resultado del plan de José, cuando finalmente revelaría su verdadera identidad a sus hermanos (Génesis 41).

Devocional:

Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. (Génesis 44:1)

La nobleza y el aplomo emocional de José son impresionantes. En el capítulo anterior observamos la gracia en su vida al reunir a sus hermanos heridos para un nuevo banquete. ¿Te has parado a pensar cuántas cosas pasaron por la cabeza de este hombre durante ese periodo? Pero Dios estaba con él. Ahora, en el capítulo 44, ha llegado el momento de que José ponga a prueba el corazón y la lealtad de los hermanos. En un montaje bien organizado, inculpa a Benjamin y amenaza con arrestarlo. ¿Serían los hermanos desleales con Benjamín de la misma manera que lo habían sido con él hace diecisiete años?

La rápida sucesión de acontecimientos nos llena los ojos de lágrimas. Esos hombres de corazón obstinado suplicando a José que se apiade de Benjamín. Sus corazones habían sido obrados con gracia por el Señor. Algo nuevo estaba a punto de suceder. Dios lo hace con los que ha elegido. Su obra de amor en nuestros corazones nos conduce hacia la madurez espiritual, y cuando llega el momento, nos regala momentos como el que acabamos de leer: la oportunidad de corregir los errores del pasado, la puerta abierta para vivir una nueva experiencia de amor con Él.

El Génesis 44 me muestra que Dios sabe cómo trabajar con los que ha elegido. ¡Confía!

Oración:

Señor, gracias por darme una oportunidad cada día de corregir mis errores, pues como dice tu palabra, tus misericordias son nuevas cada mañana. Que aproveche y sea fiel a esa maravillosa misericordia y te honre y te glorie con cada una de mis acciones con el mayor compromiso y fidelidad dignos de Tu grandeza.