Publicado por Hebreos 1
Hebreos 1 afirma con poder y claridad la divinidad, supremacía y preeminencia de Cristo sobre todas las cosas creadas, incluyendo a los ángeles.
Nos recuerda que, aunque Dios se reveló progresivamente en el pasado, su revelación suprema y final es Jesucristo, quien no solo es el portavoz de Dios, sino Dios mismo hecho carne.
El capítulo nos invita a honrar, escuchar y adorar al Hijo, reconociendo que en Él tenemos la imagen perfecta de Dios, el Salvador que purificó nuestros pecados y reina eternamente.
Dios ha hablado por medio de su Hijo (Hebreos 1:1-3)
El autor de Hebreos comienza destacando cómo Dios habló en el pasado por medio de los profetas, pero en estos últimos días ha hablado por medio de su Hijo, Jesucristo.
Este Hijo es:
- Heredero de todo.
- Creador del universo.
- Reflejo de la gloria de Dios.
- Imagen misma de su sustancia.
- Quien sostiene todas las cosas con su palabra poderosa.
- Quien hizo la purificación de nuestros pecados.
- Y se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
La Superioridad del Hijo sobre los Ángeles (Hebreos 1:4-14)
El resto del capítulo desarrolla la idea de que Jesús es superior a los ángeles. Aunque algunos en el primer siglo tendían a exaltar a los ángeles como mediadores celestiales, el autor deja claro que Cristo es incomparable:
- Tiene un nombre más excelente que el de los ángeles.
- Dios nunca dijo a un ángel: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.”
- A los ángeles se les llama ministros, pero al Hijo se le dice:
“Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre.” - Cristo es descrito como:
- Ungido con óleo de alegría.
- Creador de los cielos y la tierra.
- Eterno e inmutable.
- Ungido con óleo de alegría.
- Ningún ángel se ha sentado a la diestra de Dios, posición de honor reservada solo para el Hijo.
Versículo clave de Hebreos 1:
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo… Hebreos 1:1–2a
El autor de Hebreos comienza su carta afirmando que Dios ha hablado a la humanidad de distintas formas a lo largo de la historia —especialmente a través de los profetas—, pero que ahora, en este tiempo final, nos ha hablado directamente a través de su Hijo, Jesucristo. Jesús no solo es el mensajero de Dios, sino su revelación perfecta. En Él vemos el carácter, la voluntad y la gloria del Padre en su máxima expresión.
Este pasaje nos recuerda que no necesitamos buscar nuevas voces o señales cuando ya tenemos la revelación completa en Cristo. Él es la Palabra viva de Dios, y escucharle a Él es escuchar al Padre.
Oración:
Señor, gracias porque me has hablado a través de tu Hijo Jesús, la expresión perfecta de tu amor y verdad. Ayúdame a escucharte con atención, a seguir tu Palabra y a obedecer tu voz con un corazón dispuesto. Que mi vida esté centrada en Cristo, el Hijo glorioso que me guía y transforma. En el nombre de Jesús, Amén.
