Hebreos 3
Hebreos 3 nos llama a mirar con atención y devoción a Jesús, superior incluso a Moisés, y a mantener nuestra fe viva, constante y perseverante. Nos advierte del peligro de endurecer el corazón, como lo hizo Israel, lo cual les impidió experimentar el reposo de Dios.
Dios sigue hablando «hoy», y cada día es una nueva oportunidad para escuchar su voz, obedecer, y mantenernos firmes. La fe auténtica no es momentánea, sino perseverante.
Este capítulo nos invita a creer, obedecer y animarnos mutuamente para no caer en la trampa de la incredulidad.
Jesús, Apóstol y Sumo Sacerdote de Nuestra Confesión (Hebreos 3:1-6)
El autor exhorta a los creyentes, llamados “santos hermanos”, a considerar a Jesús como:
- Apóstol (enviado por Dios)
- Y Sumo Sacerdote de nuestra confesión de fe.
Se establece una comparación entre Jesús y Moisés:
- Moisés fue fiel como siervo en la casa de Dios.
- Pero Jesús es digno de mayor gloria, porque es el Hijo sobre la casa, no solo un siervo dentro de ella.
- Así como el constructor tiene más honra que la casa, Cristo es superior por ser el Hijo de Dios y autor de todo.
La casa somos nosotros, si retenemos firme nuestra confianza y esperanza hasta el fin.
Advertencia Contra la Incredulidad (Hebreos 3:7-19)
Citando el Salmo 95, el autor exhorta:
“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.”
El ejemplo es el pueblo de Israel en el desierto, que:
- Vio las obras de Dios durante 40 años,
- Pero se rebeló y dudó,
- Y por eso Dios se indignó y juró que no entrarían en su reposo (la Tierra Prometida).
Se advierte a los creyentes:
- Que no haya en ninguno un corazón malo de incredulidad.
- Que se exhorten mutuamente cada día, para no ser endurecidos por el engaño del pecado.
- Que somos participantes de Cristo, si mantenemos firme nuestra confianza hasta el fin.
El capítulo concluye diciendo que los que no entraron en el reposo fueron excluidos por causa de su incredulidad.
Versículo clave de Hebreos 3:
Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Hebreos 3:13
Este versículo nos llama a vivir la fe en comunidad, animándonos y exhortándonos mutuamente cada día, mientras aún tenemos la oportunidad de responder al llamado de Dios. El pecado tiene la capacidad de endurecer el corazón poco a poco, por eso necesitamos la ayuda de otros creyentes que nos recuerden la verdad y nos animen a perseverar.
Este pasaje nos enseña que el caminar cristiano no es individualista. Necesitamos unos de otros, y cada uno tiene la responsabilidad de velar por el corazón de sus hermanos, para que ninguno sea engañado o se aparte del camino.
Oración:
Señor, ayúdame a mantener mi corazón sensible a tu voz y libre del engaño del pecado. Dame amor y sabiduría para animar a otros en su caminar contigo, y humildad para recibir corrección cuando la necesite. Que vivamos como una comunidad unida, firme en la verdad y en el amor. En el nombre de Jesús, Amén.