Hechos 13
Hechos 13 marca un hito importante en la expansión del evangelio, ya que Pablo comienza a predicar intencionalmente a los gentiles. Este capítulo muestra cómo el Espíritu Santo guía y respalda la misión de la iglesia, y destaca la valentía de Pablo y Bernabé frente a la oposición. Nos desafía a ser fieles en la proclamación del evangelio, confiando en que Dios sigue obrando, incluso en medio de dificultades y rechazos. Además, nos recuerda que la salvación es para todos, sin distinción, y que el gozo y el poder del Espíritu Santo nos sostienen en nuestra misión.
La Misión de Bernabé y Saulo (Hechos 13:1-3)
En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros, incluyendo a Bernabé y Saulo (Pablo). Mientras ayunan y oran, el Espíritu Santo les dice que aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los ha llamado. Después de orar y ayunar, la iglesia les impone las manos y los envía, marcando el inicio del primer viaje misionero de Pablo.
La Predicación en Chipre (Hechos 13:4-12)
Bernabé y Saulo, acompañados por Juan Marcos, viajan a Chipre y comienzan a predicar en las sinagogas. En Pafos, se encuentran con el procónsul Sergio Paulo, quien desea escuchar el mensaje de Dios. Sin embargo, un mago llamado Elimas (también conocido como Barjesús) intenta desviar al procónsul de la fe. Pablo, lleno del Espíritu Santo, lo reprende, y Elimas queda ciego. Al ver esto, el procónsul cree, maravillado por la enseñanza del Señor.
La Predicación en Antioquía de Pisidia (Hechos 13:13-41)
Después de partir de Chipre, llegan a Perge, donde Juan Marcos los abandona y regresa a Jerusalén. Bernabé y Saulo continúan hasta Antioquía de Pisidia, donde entran en la sinagoga y Pablo predica un extenso mensaje. Repasa la historia de Israel desde Egipto hasta el reinado de David, y presenta a Jesús como el Salvador prometido, descendiente de David. Pablo declara que, aunque Jesús fue condenado y crucificado, Dios lo resucitó, cumpliendo las promesas hechas a los padres.
Pablo concluye diciendo que, por medio de Jesús, se ofrece el perdón de pecados y la justificación, algo que la ley de Moisés no podía lograr. Advierte a los oyentes que no desprecien esta salvación, citando una profecía de Habacuc.
La Reacción de la Multitud (Hechos 13:42-52)
Al terminar la predicación, muchos judíos y prosélitos piden a Pablo y Bernabé que les hablen más sobre este mensaje. El siguiente sábado, casi toda la ciudad se reúne para escuchar la palabra de Dios. Esto provoca envidia entre los líderes judíos, quienes comienzan a contradecir y blasfemar contra Pablo.
Pablo y Bernabé declaran que, puesto que los judíos han rechazado el evangelio, ahora se dirigirán a los gentiles, citando una profecía de Isaías: «Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.» Los gentiles se alegran y glorifican la palabra de Dios, y muchos creen. Sin embargo, los judíos incitan a las autoridades contra ellos, y Pablo y Bernabé son expulsados de la región. A pesar de esto, los discípulos se llenan de gozo y del Espíritu Santo.
Versículo clave de Hechos 13:
«Y estando ellos ministrando al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.» Hechos 13:2
Este versículo marca el inicio del primer viaje misionero de Pablo y Bernabé, guiado directamente por el Espíritu Santo. La iglesia en Antioquía estaba en oración y ayuno, buscando la dirección de Dios, y en ese contexto, el Espíritu Santo revela Su plan. Este pasaje nos enseña que la misión nace de una relación íntima con Dios, donde Su voluntad es revelada en medio de la adoración, la oración y el ayuno.
La elección de Bernabé y Saulo nos recuerda que Dios llama a personas específicas para cumplir propósitos específicos. También subraya la importancia de la obediencia inmediata a Su llamado, así como el papel fundamental de la iglesia en apoyar y enviar a quienes son llamados a la misión.
Oración:
Señor, gracias porque Tú sigues llamando a personas para extender tu evangelio. Ayúdame a estar en comunión contigo, para escuchar tu voz y obedecer tu llamado. Enséñame a ministrar con un corazón dispuesto y a apoyar a quienes has enviado a la obra misionera. Que mi vida sea un instrumento útil para tu reino. En el nombre de Jesús, Amén.