Biblia Devocional en 1 Año: Hechos 16

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Hechos 16

Hechos 16 destaca cómo el Espíritu Santo dirige la obra misionera, abriendo puertas y guiando a los creyentes a lugares específicos. La conversión de Lidia muestra cómo Dios prepara los corazones para recibir el evangelio, mientras que la liberación de Pablo y Silas en la cárcel revela el poder de la oración y el testimonio en medio del sufrimiento. Este capítulo nos anima a confiar en la dirección de Dios, a perseverar en la misión incluso frente a la adversidad y a proclamar con valentía que la salvación viene por la fe en Jesús.

Pablo Recluta a Timoteo (Hechos 16:1-5)

En su segundo viaje misionero, Pablo llega a Derbe y Listra, donde conoce a Timoteo, un joven discípulo de buen testimonio, hijo de una mujer judía creyente y de un padre griego. Pablo decide llevar a Timoteo consigo, pero primero lo circuncida para evitar conflictos con los judíos de la región. A medida que recorren las ciudades, entregan las decisiones tomadas por el concilio de Jerusalén (Hechos 15), y las iglesias continúan creciendo en fe y en número.

La Visión del Macedonio (Hechos 16:6-10)

Pablo y sus compañeros intentan predicar en Asia y Bitinia, pero el Espíritu Santo les impide hacerlo. Una noche, Pablo tiene una visión en la que un hombre de Macedonia le ruega que vaya y los ayude. Interpretando que Dios los llama a predicar en Macedonia, parten de inmediato hacia Europa, marcando el inicio de la misión en una nueva región.

La Conversión de Lidia en Filipos (Hechos 16:11-15)

Al llegar a Filipos, una ciudad importante de Macedonia, Pablo y sus compañeros buscan un lugar de oración junto al río. Allí encuentran a un grupo de mujeres, entre ellas Lidia, una comerciante de púrpura. Lidia escucha el mensaje, y el Señor abre su corazón para recibirlo. Ella y su familia son bautizados, y luego invita a Pablo y a sus compañeros a hospedarse en su casa.

Pablo y Silas en la Cárcel (Hechos 16:16-34)

Mientras predican en Filipos, una joven esclava poseída por un espíritu de adivinación sigue a Pablo y Silas, proclamando que ellos son siervos del Dios Altísimo. Pablo, molesto, ordena al espíritu que salga de ella, y la joven queda libre. Los amos de la esclava, al ver que han perdido su fuente de ganancias, acusan a Pablo y Silas ante las autoridades, quienes los golpean y encarcelan.

Durante la noche, mientras Pablo y Silas oran y cantan himnos, un terremoto sacude la prisión, abriendo las puertas y soltando las cadenas de los presos. El carcelero, al ver las puertas abiertas, intenta suicidarse, pensando que los prisioneros han escapado, pero Pablo lo detiene. El carcelero, asombrado, pregunta: «¿Qué debo hacer para ser salvo?» Pablo responde: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.» El carcelero y su familia creen, son bautizados, y experimentan gran gozo.

La Liberación de Pablo y Silas (Hechos 16:35-40)

Al día siguiente, las autoridades envían a liberar a Pablo y Silas. Sin embargo, Pablo exige que los magistrados vengan personalmente a liberarlos, ya que ellos, como ciudadanos romanos, han sido azotados y encarcelados sin un juicio justo. Temerosos, los magistrados se disculpan y les piden que abandonen la ciudad. Pablo y Silas visitan a Lidia y fortalecen a los creyentes antes de partir.

Versículo clave de Hechos 16:

«Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.» Hechos 16:25.

Este versículo se sitúa en el contexto de la prisión de Pablo y Silas en Filipos, tras ser azotados y encarcelados injustamente. A pesar del dolor y la adversidad, ellos eligieron orar y alabar a Dios en lugar de quejarse. Su actitud de fe y adoración en medio de la prueba tuvo un impacto poderoso en los demás prisioneros y abrió la puerta a un milagro: un terremoto que rompió las cadenas y abrió las puertas de la cárcel.

Este pasaje nos enseña que, aún en las situaciones más difíciles, la alabanza y la oración son armas espirituales poderosas. Nos desafía a mantener una actitud de fe, confiando en que Dios está presente y obrando, incluso cuando no lo entendemos. Además, nos recuerda que nuestra fe en medio de las pruebas puede impactar y atraer a otros hacia Dios.

Oración:

Señor, enséñame a confiar en Ti y a alabarte aún en medio de las dificultades. Dame un corazón lleno de fe y gratitud, que te busque siempre en oración y te glorifique en cada circunstancia. Que pueda mostrar a través de mis acciones, lo gradioso de tu poder y amor, y que, a través de mis palabras y obras, otros puedan conocerte. En el nombre de Jesús, Amén.