Hechos 4
Hechos 4 nos enseña sobre la valentía de los discípulos frente a la oposición, la importancia de proclamar el evangelio con denuedo y la fuerza de la unidad en la comunidad de fe. La obra del Espíritu Santo se manifiesta tanto en la predicación como en el testimonio práctico del amor cristiano. Este capítulo nos desafía a depender de Dios en oración, a vivir con audacia y a cuidar de nuestras comunidades de fe.
Pedro y Juan Ante el Concilio (Hechos 4:1-22)
Después de la sanidad del cojo en el templo, Pedro y Juan son arrestados por los sacerdotes, los saduceos y el capitán del templo, quienes están molestos porque ellos enseñan sobre la resurrección de Jesús. Al día siguiente, son presentados ante el concilio, donde Pedro, lleno del Espíritu Santo, declara que la sanidad fue hecha en el nombre de Jesucristo, a quien ellos crucificaron pero Dios resucitó.
Pedro proclama que Jesús es la piedra rechazada por los edificadores y que no hay salvación en ningún otro nombre. A pesar de la valentía de Pedro y Juan, los líderes religiosos no pueden negar el milagro y, temiendo al pueblo, les ordenan que no hablen ni enseñen más en el nombre de Jesús. Sin embargo, Pedro y Juan responden que deben obedecer a Dios antes que a los hombres y no pueden dejar de hablar de lo que han visto y oído.
La Oración de los Creyentes (Hechos 4:23-31)
Pedro y Juan regresan con los creyentes y comparten lo sucedido. Todos juntos oran, reconociendo la soberanía de Dios y citando el Salmo 2, que profetiza sobre la oposición de las naciones contra el Señor y su Ungido. Piden valentía para proclamar la palabra de Dios y que se manifiesten señales y prodigios en el nombre de Jesús. Al terminar de orar, el lugar tiembla, y todos son llenos del Espíritu Santo, continuando con valentía su misión.
La Comunidad de los Creyentes (Hechos 4:32-37)
Los creyentes viven en unidad, compartiendo todo lo que tienen. Ninguno de ellos pasaba necesidad, porque quienes poseían tierras o casas las vendían y traían el dinero a los apóstoles para distribuirlo según las necesidades de cada uno. Bernabé, llamado hijo de consolación, es presentado como un ejemplo de generosidad.
Versículo clave de Hechos 4:
«En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.» Hechos 4:12
Este versículo, pronunciado por Pedro ante el concilio religioso, afirma de manera contundente que la salvación solo se encuentra en Jesucristo. No hay otro camino ni otra fuente de esperanza eterna que pueda reconciliar al ser humano con Dios. Este mensaje subraya la exclusividad de Cristo como el Salvador del mundo y refuerza la importancia de proclamar su nombre sin temor.
El pasaje también nos desafía a vivir con valentía, como lo hicieron los apóstoles, testificando de Jesús frente a cualquier oposición. En un mundo que busca múltiples respuestas, este versículo nos llama a confiar y proclamar que la verdadera salvación solo viene de Cristo.
Oración:
Señor Jesús, gracias porque en tu nombre encontramos salvación, esperanza y vida eterna. Ayúdame a ser un testigo valiente de tu verdad y a compartir con amor el mensaje de tu gracia. Fortalece mi fe para confiar plenamente en Ti y para proclamar tu nombre en todo lugar. En tu nombre, yo oro, Amén.